jueves, 16 de mayo de 2013

LOS CAUDILLOS - Jorge Eliecer Gaitan


Fue el hombre de mayor impacto caudillista de los mediados del siglo XX en Colombia.

Surge de un sector humilde de la población y llega ser un personaje de importantes logros en el ejercicio de su profesión de abogado penalista. Esto se debe a su formación como tal en Italia al lado del profesor Enrico Ferri; éste insigne jurista era un representante ilustre de la escuela positivista del Derecho.

Con su capacidad oratoria, Gaitán fue un victorioso defensor en los estrados judiciales porque, en ese entonces, el juzgamiento penal se hacía a través del jurado popular; compuesto éste por personas del común que era sensible a una oratoria de tinte emotivo y Gaitán aprovechó esa situación en sus defensas.

Impregnado ideológicamente por el positivismo jurídico que era efecto de las tesis socialistas, Gaitán incursionó en la política en forma independiente fundando un movimiento al cual le colocó el nombre de Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria -UNIR-, como una respuesta al desprestigio del liberalismo en el cual había puesto su esperanza política. Sin embargo ese intento no le prosperó y, pronto, volvió a las toldas del partido liberal. Así describe ese proceso ideológico y político el profesor Gerardo Molina en importante estudio de "Las Ideas Liberales en Colombia":
"…pronto liquidó aquel ensayo autónomo y volvió al viejo partido, convencido de que allí estaban los efectivos humanos que le permitirían llevar a los hechos todos sus designios; pero "el gaitanismo" seguía actuando como una cauda, irrestrictamente ligada a la persona del caudillo. Pocos años después concibió el proyecto asombroso de convertirse en el adalid de los pobres, cualesquiera que fueran su filiación política y su fe religiosa. Su afirmación de que "el hambre no es liberal ni conservadora", apuntaba en esa dirección. Fue esa la concepción realmente revolucionaria de Gaitán". (Las Ideas Liberales en Colombia- de 1935 a la iniciación del Frente Nacional- tomo III-ediciones tercer mundo-segunda edición-. 1978-Bogotá).

Las multitudes, sin distingos de signos políticos ni religiosos, son la materia prima del caudillismo cuya estructura manifiesta es el discurso populista. Son las necesidades más sentidas de esas masas el objeto de la proclama ferviente y ardorosa del líder político; esta es una ley social universal porque representa el poder inmenso de la palabra; el ser humano es, sustancialmente sensible a la palabra porque responde a su propia esencia, a su carácter de Ser Social del mismo. La palabra es un instrumento de poder y el de mayor efecto al presentarla ante multitudes en capacidad de recibirla. Así fue como Gaitán ganó importantes casos en sus defensas penales en el foro judicial, como dijimos antes. Y esa misma oratoria inflamó el sentimiento popular; en el primer caso defendía una causa personal y en el segundo una causa social que las inmensas mayorías populares de Colombia exigían; el blanco era la casta oligárquica liberal-conservadora y, ese blanco lo era, también, del pueblo en general; por ello, Gaitán era el sujeto esencial de esa contradicción: pueblo-oligarquía y por ello su proclama terminaba siempre: "Contra la oligarquía, a la carga, contra la oligarquía, a la carga, contra la oligarquía, a la carga". Con esta consigna y discurso, ha sido el político de mayor impacto que ha existido en Colombia; fue por ello que su muerte inició un período aciago del pueblo colombiano denominado como "la violencia", dentro del cual se calcula fueron sacrificados alrededor de trescientos mil colombianos.

Y por ser su posición de carácter caudillista fue que la violencia que desató su muerte, fue una violencia de instinto y no de raciocinio.

Con la muerte de Gaitán se cierra un importante período de nuestra Historia pero deja de existir esa clase de caudillismo. La enseñanza que debemos asimilar y difundir es que solo lo colectivo puede ser eficaz en la búsqueda de una sociedad superior a la actual.


Tomado de Critica Politica



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