Julio
E. Higuera
Profesional en
Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Con
la concentración de los guerrilleros de las FARC en las 26 zonas veredales
acordadas con el gobierno nacional, en los diálogos de la Habana, dando inicio
al proceso de desmovilización, dejación de armas y el reintegro a la vida
civil de los miembros de las Farc, convirtiéndose en partido político para el ejercicio
de la política desde la legalidad; el inicio en la fase publica de los diálogos
con el ELN, despejan el camino para alcanzar la paz y reconciliación de los colombianos,
mediante el dialogo y el entendimiento entre diversas posiciones e intereses de
la sociedad a partir de ser tolerante con las diferentes formas de pensar y
actuar, como principio básico para superar el conflicto .
Una
vez finalizada la concentración de la totalidad de los guerrilleros en las zonas
veredales, se iniciara la fase de entrega de las armas al Mecanismo de Monitoreo
y Verificación de las Naciones Unidas, culminando con una larga etapa de guerra
y dolor en la que nos vimos involucrados los colombianos e iniciando un nuevo capítulo,
que es aún más difícil y con grandes desafíos como es la construcción de la paz
definitiva, a partir de abandonar los odios, rabias y deseos de venganza por el
dolor causado, entendiendo que la
reconciliación nos ayuda a superar la guerra y avanzar hacia una sociedad no
solo tolerante, sino capaz de superar los rencores que deja el conflicto, más comprometida
con el bienestar y convivencia pacífica de los colombianos.
El
reto es generar confianzas entendiendo que con el solo desarme de los actores
armados, no estamos alcanzado la paz definitiva; se requiere que los
colombianos desmontemos los odios existentes y entendamos que solo perdonándonos
y reconciliándonos, vamos a superar la guerra, sin que esto signifique olvido y
renunciar a la legitima reparación de las víctimas. La reconciliación es un ejercicio de mucho tiempo, pero en la
medida que entendamos que es el mejor camino
y no caer en la trampa de quienes perversamente nos quieren hacer creer que la
solución al conflicto es la continuidad de la guerra hasta exterminar a nuestro
contradictor; sin medir las consecuencias humanas y el dolor que puede seguir
generando la insistencia de la solución violenta al conflicto armado.
Pese
a las dificultades que se han presentado en la implementación de los acuerdos
con las Farc e inicio de la fase publica de los diálogos con el ELN, no ha sido
motivo para que las partes pierdan confianza y optimismo en estos proceso para
poner fin a más de 60 años de conflicto armado, pero requiere de un mayor acompañamiento
de la ciudadanía, en el entendido que solo construyendo una cultura de paz y
reconciliación, se genera confianza de los procesos en marcha. No es fácil,
pero no imposible lograrlo, si superamos y sanamos las heridas dejadas por la
guerra; en el entendido que la reconciliación no se impone, sino que es un
proceso largo, empezando por desarmar el lenguaje, la estigmatización y la
intolerancia contra quienes le apuestan mediante el dialogo poner fin al conflicto armado y alcanzar
la paz definitiva.