jueves, 16 de junio de 2016

¡Colombia: Perdónalos Porque No Saben lo que Hacen!

Julio E. Higuera
Politólogo – Director Ejecutivo
Corporación Concertemos

La proximidad de la firma del Acuerdo Final, en los Diálogos del Gobierno Nacional y las Farc, que ponga fin al conflicto armado y su posible refrendación mediante un plebiscito; ha intensificado la actividad de quienes defienden el proceso de la Habana y quienes insisten, con obstinación, en la intensificación de la guerra, hasta someter y llevar a la cárcel a los jefes guerrilleros.

La polarización entre el Gobierno Santos y la Oposición Derechista, liderada por el Uribismo y el Centro Democrático, con la avenencia del Procurador General de la Nación, pone en riesgo la participación ciudadana en la refrendación de los acuerdos, ante la ausencia de un fuerte liderazgo de la ciudadanía, por el desconocimiento que tienen de los acuerdos, que puede conducir a la abstención o votar por el NO; y las denominadas Organizaciones de la Sociedad Civil, defensoras de la Paz y los Derechos Humanos, que asumen posiciones tímidas y carentes de protagonismo en la defensa de los diálogos de la Habana; mientras que los enemigos de los diálogos con las Farc actúan con mayor beligerancia, apoyados por algunos medios de comunicación influyentes, que se alinean con la opción de la salida militar al conflicto y que utilizan como arma, en contra de la paz, la mentira, el engaño, la calumnia y la desinformación.   

Querer hacer oídos sordos al clamor de millones de colombianos, de apartadas regiones de nuestro país, que hoy claman por el fin de conflicto armado, que en más de cincuenta años han dejado más de 8 millones de víctimas,  acciones violatorias de los derechos humanos y al derecho internacional humanitario, el desplazamiento y desaparición forzada, secuestro, reclutamiento forzado de menores y víctimas de minas anti persona, entre otros, es darle la espalda a miles de compatriotas, que han sido víctimas inocentes de esta guerra irracional.

Cerca del 87% de la población expulsada de sus territorios, vivía en el campo, siendo despojados de sus tierras. Más de la mitad población afectada por la violencia y el desplazamiento, son mujeres, que deben asumir el rol de cabeza de hogar ante el asesinato o desaparición de su pareja, igual suerte corre la población infantil.

A esta grave crisis humanitaria; intensificada por la ausencia y poca de atención del Estado a esa población, así como a las regiones que tradicionalmente han sido controladas por las organizaciones guerrilleras; se suma la crisis social que afronta la población más vulnerable a lo largo y ancho del país, reflejada en la precaria atención en Salud, y la amenaza del cierre de hospitales en muchas regiones del país; el recorte del presupuesto dirigido a mejorar la calidad de la educación, con programas como son los complementos nutricionales para las instituciones educativas públicas, a estudiantes de más bajos recursos, desde el nivel preescolar hasta el grado 11, para así reducir los índices de deserción escolar; programas que hoy están seriamente amenazados por los recortes presupuestales y la corrupción reinante en el suministro de los alimentos, que son de mala calidad, atentando contra la salud de los educandos.

Poner fin al conflicto armado, es darnos la oportunidad de avanzar hacia una sociedad más tolerante, respetuosa de los derechos humanos; es hacer del postconflicto el mejor escenario para la paz y la inversión en el desarrollo territorial, en atención a la salud, con más Centros de Salud y Hospitales, ampliación de la cobertura escolar, con calidad y sentido humano, programas para el fortalecimiento del agro, en síntesis llevar  la presencia del estado a las regiones.

Tener un país sin conflicto armado, con una política de inclusión social, que nos permita avanzar en la reconciliación, restaurando los derechos de la victimas a la reparación integral mediante medidas de restitución de tierras, indemnización y garantías de no repetición, es buscar que la economía del país se ahorre los costos de la guerra, puesto que la mejor inversión que puede hacer un gobernante, es en la consolidación de la paz, la reconciliación nacional y el mejoramiento las condiciones y calidad de vida de sus conciudadanos.

No se puede insistir en la vía de la confrontación, alimentando los odios y deseos de venganza,  pues es condenar al país y a millones de colombianos a continuar viviendo los horrores de la guerra, la perdida de seres queridos, crecimiento del desplazamiento y miseria en las grandes ciudades, mayor inversión en militar, en detrimento de la inversión social. 

"colombianos y colombianas, perdónalos porque no saben lo que dicen y lo que hacen!"