Julio E. Higuera-.
Politólogo.
Director Ejecutivo
Corporación Concertemos
Pese
a que no se ha definido la fecha en la que se convocaría el Plebiscito
refrendario de los Acuerdos de la Habana, ya han surgido varias encuestas que
revelan cifras contradictorias a favor del SI
o el NO, de quienes acudirían a las
urnas y participaran de este proceso de consulta ciudadana.
Durante
el último mes se han revelado los resultados de cuatro firmas encuestadoras,
contratadas por diferentes medios de comunicación y por el gobierno nacional,
en la que los resultados distan entre ellas, dependiendo quién la paga y la
relación de esas firmas con algunos medios de comunicación, sectores políticos
y del poder económico; comprometidos con algunas de las dos propuestas del
plebiscito; manipulando la interpretación de los resultados, en una clara
intención de influenciar la decisión que finalmente tomara el ciudadano al
momento de depositar su voto.
A
diferencia de los procesos electorales, a los que tradicionalmente estamos
acostumbrados los colombianos, con la convocatoria del plebiscito no está en
juego ni el apoyo al gobierno de Santos, ni a la oposición del Uribismo, o la
suerte de los partidos políticos y sus eventuales candidaturas para las
elecciones del 2018; sino que es una decisión que tendrá impacto en nuestras
vidas y en el destino de las nuevas generaciones, puesto que es la primera vez
que participaremos directamente a través de las urnas en la refrendación de un
acuerdo que definirá el futuro de nuestro país, agobiado por más de 50 años de
conflicto armado.
La
polarización entre los partidarios del Sí o el NO y el debate público que hoy
se vive en las calles, instituciones educativas, medios de comunicación y en
los propios hogares, en muchas ocasiones acompañados de agresiones físicas o
verbales, a pesar de no conocerse, aun, el contenido final de los Acuerdos de
la Habana; basándose en especulaciones sobre lo que serán los resultados
finales de estos diálogos para poner fin al conflicto armado con las guerrillas
de las FARC, obliga a que los colombianos, asumamos con tranquilidad y
responsabilidad el debate en torno a una decisión tan trascendental, deslindando
la campaña del plebiscito a la confrontación Santos – Uribe; rechazando cualquier
tipo de injerencia mediática o de las encuestas, en la decisión que finalmente tomaremos,
recuperando el papel de ciudadanos garantes de deberes y derechos para con
nuestro país y la sociedad.
Debemos
entender el plebiscito como el escenario más propicio, para que la ciudadanía
exprese su rechazo a la utilización de las armas, como un medio para alcanzar
el poder y de exigencia a las organizaciones guerrilleras, como el ELN, que
persisten en esa práctica, para que la abandonen y avancen por el camino de la
reconciliación, la equidad social y la paz definitiva.