Julio
E. Higuera
Politólogo - Univalle
El Cierre de la planta Chiclets
Adams, afecta a cerca de 600 trabajadores que quedan desempleados, en la que no
hubo ningún proceso previo de dialogo entre las directivas de las empresa y la
organización sindical que permitiera buscar alternativas laborales, como de
ingresos para los trabajadores y sus familias; igual situación ocurre en el caso
de la toma pacífica de la Catedral de Cali por conductores de la empresa Coomoepal,
en señal de protesta por la cancelación de las tarjetas de operación de sus rutas,
a raíz de la puesta en operación de nuevas rutas del MIO; en la que el común denominador ha sido la
intransigencia y el radicalismo de las partes que no les permiten llegar a un
acuerdo que permita solucionar este conflicto.
Estas acciones
ciudadanas, ocurridas durante las dos últimas semanas, corresponden a la
realidad económica y social que viene afectando a la ciudad y es una expresión de
inconformidad, ante la ausencia de espacios de diálogo entre la administración
municipal y la comunidad que demanda mayor atención y respeto a los derechos
vulnerados, como son a un trabajo y calidad de vida más digna, ofreciendo
nuevas alternativas y oportunidades de ingresos que garanticen el sustento de
sus familias.
Para
una sociedad democrática, sus gobernantes y la ciudadanía, deben privilegiar la
vía del dialogo como el mecanismo más apropiado para lograr consensos que
permita construir acuerdos y plantear soluciones a la grave problemática que la
ciudadanía caleña afronta en materia de seguridad, prestación de servicios de
salud, educación y empleo entre otros. El dialogo es una forma de articulación
dinámica entre los intereses y propósitos del gobernantes, y las demandas
ciudadanas, puesto que en ese escenario las partes tienen la posibilidad de
presentar sus propuestas y buscar que estas sean tenidas en cuenta. Es un
ejercicio en el que se normaliza las relaciones entre los gobernantes y la
ciudadanía.
Para
avanzar en una política de dialogo, se requiere la voluntad y el compromiso de
las partes de agotar este mecanismo de concertación. Abandonar este escenario
de entendimiento entre el estado y la ciudadanía, hace que la población opte
por otros mecanismos, constitucionales alternativos, para hacerse escuchar; como son las
movilizaciones y acciones colectivas pacificas y civilistas de los ciudadanos,
que de no ser bien manejadas y controladas, pueden terminar en acciones
violentas y de choque con la fuerza pública.
Que
importante sería en la actual coyuntura electoral, que los aspirantes a ser el nuevo alcalde o
alcaldesa de los caleños, así como el Gobernador o Gobernadora de los
vallecaucanos, priorizaran, como estrategia de campaña, el dialogo ciudadano
constructivo, que permita identificar y afrontar la problemática social y los
derechos vulnerados a la población, para que a partir del reconocimiento de esa
problemática se puedan construir políticas y programas que permitan atender y
dar solución a esos derechos ciudadanos, favoreciendo el bienestar y calidad de
vida de la población más vulnerable de nuestra ciudad y departamento, entendiendo que el mejoramiento de la calidad de
vida está asociada al bienestar de la gente, antes de estar haciendo promesas de programas y obras que finalmente no
se cumplen.
El Diálogo Social es un recurso de gran valor
político para evitar que las tensiones que genera la diversidad política y
social, tengan como resultado la exclusión, la fragmentación y la violencia.