miércoles, 28 de junio de 2017

Conocer la Historia Violenta de Colombia para NO Volver a Repetirla



Julio E. Higuera
Profesional en Estudios Políticos
y Resolución de Conflictos


El Historiador Británico Paul Preston manifestaba que "Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores". La Historia de Colombia, durante los últimos 60 años, estuvo signada por el flagelo de la violencia, con un alto costo de victimas que asciende a cerca de 8.5 millones de colombianos y mas de 220 mil muertos.


El respaldo ciudadano a la firma de los acuerdos para la terminación del conflicto con las Farc, no ha contado con el respaldo que se esperaba después de vivir un largo periodo de confrontación armada. Son varias las razones para que el escepticismo y la insensibilidad persista aun en una gran masa de colombianos, consecuencia de la falta de conocimiento, especialmente entre los más jóvenes, de los antecedentes históricos que desencadenaron en la violencia política en nuestro país y que tiene sus primeros inicios en el Siglo XX, con los enfrentamientos entre simpatizantes de los Partidos Liberal y Conservador, que dejo como resultado la muerte de cerca de 300.000 colombianos.

El detonante de este doloroso periodo fue el magnicidio del caudillo liberal y candidato Presidencial Jorge Eliecer Gaitán, desencadenando en el Bogotazo en rechazo a este crimen.  Con el surgimiento de las Farc, se inicia otra etapa del conflicto en Colombia, pero también se abre el camino de la negociación política al conflicto, alcanzado su nivel más alto con el nacimiento de la Unión Patriótica. En ese periodo se genera el genocidio más grande contra un movimiento político alternativo en Colombia con el asesinato de 2 candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y cerca de 5.000 de sus militantes, en respuesta de sectores de extrema derecha y del narcotráfico al creciente respaldo electoral obtenido.

Este proceso de exterminio se extendio en contra de dirigentes de fuerzas alternativas y de líderes de los movimientos guerrilleros que se desmovilizaron y firmaron acuerdos de paz con el gobierno de turno, como el M19, EPL, PRT entre otros. Esta ola de crímenes alcanzo a prestantes dirigentes y candidatos presidenciales como Luis Carlos Galán. Los colombianos sufrimos las consecuencias de la arremetida terrorista de organizaciones criminales del narcotráfico, así como el surgimiento de los grupos paramilitares, realizando masacres, expropiación de tierras, y desalojos, provocando el desplazamiento forzado de miles de campesinos indefensos.

En la actualidad avanza, con dificultades pero con firmeza, la implementación de los acuerdos firmados entre el gobierno y la Farc, que con el acto simbólico, en Mesetas Meta, tras 53 años de lucha guerrillera, las Farc dejaron para siempre sus armas, dando un paso importante a la vida civil y convertirse en una nueva fuerza politica. Igualmente avanzan los diálogos de paz con el ELN, manifestando las partes, la disposición de iniciar de inmediato el estudio de las condiciones para acordar un eventual cese bilateral al fuego y de hostilidades. 

Los esfuerzos por alcanzar un acuerdo para el fin de este conflicto armado irracional, han sido desde varios gobiernos y con diferentes resultados. Lo más lógico y responsable es que al momento de entrar a respaldar o rechazar lo alcanzado en materia de paz, se tenga en cuenta las experiencias anteriores,  para no entrar en el remolino de los señalamientos y cuestionamientos sin lógica, menos cuando proceden de mandatarios que en ese mismo esfuerzo fueron más lapsos en las concesiones con los grupos armados ilegales, ejemplo la fatídica experiencia del Caguan, período en el que se incrementaron los secuestros, extorsiones, ataques a bases militares y pescas milagrosas en todo el país; o el proceso de desmovilización de los grupos paramilitares, cuestionados por no existir reparación a las víctimas, varios desmovilizados continuaron delinquiendo desde las cárceles y se legalizaron a Jefes del narcotráfico que se pasaron como Paramilitares.

Las amenazas de hacer trizas o modificar los acuerdos, que desde sectores de la extrema derecha le hacen al procesos de paz con las Farc, si alcanzan la Presidencia de la Republica en el 2018, obliga a que los ciudadanos antes de tomar una decisión equivocada, zanjemos con el pasado de violencia y guerra, para no volver a repetir la historia y avanzar en el fortalecimiento de la democracia, los valores democráticos de convivencia pacífica y respeto a los derechos humanos.

Hacer memoria sobre ese doloroso periodo violento, escuchando de viva voz, los dolorosos momentos de quienes vivieron en carne propia los horrores de la guerra, nos permite reflexionar individual y colectivamente sobre el riesgo de volver al pasado y abrir el camino a la instauración, en nuestro país, de un pensamiento totalitario, de violencia y xenofobia, transmitiéndole a las nuevas generaciones la rabia y odios por los desmanes sufridos en medio del conflicto, con las susodichas consecuencias morales, institucionales y materiales; y no repetir esos trágicos episodios con los que hemos vivido durante los últimos 60 años, y no lamentarnos de episodios como la historia de Guadalupe Salcedo, el guerrillero liberal que entregó sus armas a Rojas Pinilla en 1953 y luego fue asesinado en el sur de Bogotá.

Aspiramos a construir una sociedad reconciliada, tolerante, capaz de convivir en medio de la diferencia, alejada de los odios y deseos de venganza, buscando someter al contrario; una sociedad que entienda que la historia de nuestro país esta regada por ríos de dolor y sangre de inocentes víctimas del conflicto; comprometiéndonos a cambiar esta fatídica parte de la historia por una Colombia en paz y reconciliada.