Julio E. Higuera
El
Acuerdo político que compromete al Partido Verde, el Polo Democrático y
Compromiso Ciudadano, para presentarse en una Coalición Ciudadana por
Colombia, tiene como propósito presentar
candidato único a la Presidencia de la Republica, conformar listas únicas al
Congreso, naturalmente si en la reforma de Equilibrio de Poderes queda
habilitada la posibilidad de hacer coaliciones interpartidistas; así como
avanzar en un proceso que vaya mas allá de las elecciones del 2018, pensando en
los comicios del 2019, en las que se define el poder local y regional.
La
propuesta bandera de esta coalición es la lucha contra la corrupción, el
clientelismo y de compromiso con la implementación de los acuerdos de paz
firmados con las Farc. Los compromisarios de esta propuesta Claudia López,
Sergio Fajardo y Jorge Robledo, acordaron acatar los resultados del mecanismo
que se establezca para designar el candidato a la Presidencia para las
elecciones del 2018. Pese a que no cierran la posibilidad a que otros sectores
políticos hagan parte de esta coalición, no es claro si en la propuesta
política tienen cabida y en qué condiciones, sectores o personas de otras
procedencias políticas y sociales interesadas en hacer parte de este proyecto,
para no caer actitudes descalificadoras basadas en falsos puritanismos. Los resultados de las encuestas de opinión,
realizadas hasta el momento, dejan en claro que ningún candidato tiene la
posibilidad de ganar sin la construcción de un acuerdo con otras fuerzas políticas.
Este
primer paso nos demuestra que es posible liderar, a pesar de las diferencias,
una coalición de sectores democráticos comprometidos con la paz y la
reconciliación, sin exclusiones, que tenga como principio básico dignificar la
participación ciudadana en las decisiones democráticas del país, colocando por
encima de las aspiraciones individuales la posibilidad de la construcción de
una nueva cultura política, alejada del clientelismo y la corrupción para
acceder a cargos de elección popular, como son la compra de conciencias
mediante preventas burocráticas o compra de votos, para ganar la voluntad
ciudadana.
La
decisión de varios aspirantes a la Presidencia de la Republica, de no buscar el
aval de los partidos políticos tradicionales, sino por la vía de la recolección
de firmas, revela la indiscutible crisis de legitimidad y credibilidad de esas
colectividades, afectadas por las dinámicas de corrupción y clientelismo que se
generan al interior de los mismos, y que tienen en la cárcel o con investigaciones judiciales, a varios de sus
dirigentes con asiento en el congreso o que ostentaron cargos públicos de
responsabilidad en los últimos gobiernos; produciendo una bajísima confianza en
una franja importante de la ciudadanía, que reclama un cambio en la conducción
del estado, recuperando valores como la ética y la transparencia en la gestión
pública.
Esta
crisis de credibilidad en la clase política actual, es la oportunidad para que
pasemos esta página dolorosa de violencia e intolerancia generalizada, de
corrupción en todas las instancias del estado, avanzando en la construcción de
una sociedad basada en los principios de la solidaridad, la tolerancia,
reconciliada con el medio ambiente, de respeto por los recursos públicos, de
ruptura con el clientelismo y la politiquería, ejerciendo el derecho
democrático del sufragio para elegir a candidatos limpios, alejados de esas
prácticas; castigando a quienes por décadas se han lucrado del poder del estado
y que no muestran arrepentimiento de sus actuaciones, por el contrario como lo
señala el Papa Francisco, “viven
del oportunismo, interiorizándose, incluso, con una máscara de hombre honesto, son
personas que no acepta la crítica y descalifican a quien se las hace, buscando
disminuir su autoridad moral, atacándolo con insultos y si puede persiguiéndolos”.
Solo con una propuesta de unidad, abierta a todos
los sectores políticos y sociales, sin sectarismos, comprometidos con el
desarrollo de los acuerdos de paz con las Farc y de apoyo a los diálogos con el
ELN; de lucha contra la corrupción, con la búsqueda de la equidad y el
bienestar social; permitirá su triunfo en las elecciones del 2018. Optar por la
división y la descalificación, facilitara el camino de hacerse nuevamente con
el poder, de quienes insisten en mantener un país en conflicto y odios permanente,
con inequidad social, afectando a la población más vulnerable del país.