viernes, 28 de julio de 2017

Los Escándalos de Corrupción relegan los temas de los Acuerdos de Paz.

Julio E. Higuera
Politólogo

Concluida la Fase de dejación de armas y dar el paso a convertirse en partido político, las Farc, el país centra toda su atención en un tema  que ha generado el desangre escandaloso de las finanzas del país como es la corrupción en las esferas del estado, destapando la olla podrida de la contratación pública, mediante la entrega de coimas para hacerse a millonarios contratos, incrementando los costos, la baja calidad de las obras y el incumplimiento en su entrega.

Según cálculos de la Contraloría General de la Nación el flagelo de la corrupción le cuesta al Estado cerca de 50 billones de pesos al año, es decir, en palabras del Contralor Edgardo Maya, casi un billón de pesos por semana, mientras que para la Procuraduría el monto equivale al 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), una suma cercana a los 32 billones de pesos, lo que equivale a los recursos de inversión que tiene destinado el gobierno nacional para el presente año.

Son tan graves los casos de corrupción en el país: el Carrusel de la Contratación en Bogotá, Odebrecht, el Ex fiscal Anticorrupción que entorpecía investigaciones a cambio de cuantiosas sumas de dinero, Reficar, las irregularidades en el uso de las regalías en algunos departamentos, fiscales y jueces vinculados a organizaciones criminales, la captura del Contralor de Antioquia, por prevaricato por omisión y peculado por apropiación, la captura del Secretario de Seguridad de Medellín, por el presunto delito de concierto para delinquir agravado, Agro ingreso Seguro, solo por mencionar algunos de los más escandalosos hechos de corrupción; hizo que el tema de la implementación de los acuerdos de paz y la dejación de armas por parte de la Farc, pasara a un segundo plano de intereses ciudadano, para fijar su atención a los casi diarios escándalos de corrupción que involucran a altos funcionarios del estado en todo los niveles.

Lo más indignante es que mientras el país se sumerge en el cáncer de la corrupción, en detrimento de las finanzas del Estado y de atención a la inversión social, la respuesta del gobierno es la aplicación de mas medidas tributarias antipopulares, que afectan el bolsillo de la población más pobre y vulnerable, otorgándole más beneficios al sector financiero y empresarial, premiando a la clase política con asiento en el Congreso, con reajustes salariales para este año por encima de los 2 millones de pesos al mes, mientras a los trabajadores colombianos les aprueban un reajuste al salario mínimo por debajo de los 50 mil pesos mensuales; negando derechos a los colombianos, como la reciente ley que reduce del 12 al 4 por ciento el pago de los aportes en salud, que beneficiaria a cerca de un millón de pensionados que reciben mesadas por debajo de 2 salarios mínimos, argumentando un hueco fiscal de 2,3 billones de pesos, cifra muy por debajo a los dineros que son saqueados de las arcas del estado mes por mes.

Es tan alto el grado de impunidad en las investigaciones y sanciones contra quienes incurren en esas faltas contra la ética y la moralidad pública; al no arrojar resultados positivos, o en caso de ser condenados, gozan de una reclusión privilegiada en centros especiales, o pagando sus condenas en sus suntuosas mansiones, al otorgarles la casa por cárcel, así como con rebajas de penas por aceptación de cargos pero sin devolver los dineros robados; sanciones que mas que castigar a los delincuentes de cuello blanco, los incita a continuar delinquiendo y saqueando el erario público.

Es lamentable que las raíces de la corrupción, asociada a la politiquería y el clientelismo, como una forma de financiación de las campañas políticas, sigan intactas frente a un Estado, Órganos de Control y Fiscalización paquidérmicos que estimula esas prácticas y al enriquecimiento fácil, en degradación de los valores y principios éticos y morales que deben caracterizar el ejercicio de la administración pública.

La ausencia de acciones del estado y de los órganos de control y fiscalización, que aparentemente deberían velar por la transparencia en la contratación y el buen manejo de los recursos públicos, ante la degradación y carrera que viene haciendo la corrupción en nuestro país; la iniciativa de consulta anticorrupción, promovida por diferentes sectores ciudadanos, alcanza el respaldo de más de 4.300.000 personas, para que en las urnas los colombianos decidan sobre medidas para ponerle fin a este delito, castigando a quienes incurran en estas prácticas; permitiendo que el ciudadano pase de estar quejándose permanentemente, a que con sus acciones en el marco de la participación ciudadana contribuya a eliminar el flagelo criminal en el sector público.

La Paz en Colombia, no solo se alcanza con el fin del conflicto armado y dejación de las armas por parte de las organizaciones guerrilleras, también implica la eliminación de la práctica de la corrupción en los sectores público, privado y en el conjunto de la sociedad, generando mayores niveles de transparencia, que garantice una mayor eficiencia en la inversión de los recursos públicos para el mejoramiento de la calidad de vida y equidad social de los colombianos; superando los niveles de desconfianza existente entre los ciudadanos, contribuyendo a la estabilidad política, económica, social y de construcción de una cultura ciudadana de paz y convivencia democrática.