domingo, 16 de febrero de 2014

Robert Dahl y la Democracia

Casi centenario, murió uno de los más influyentes teóricos de la democracia moderna

Dahl. El autor del libro ‘¿Quién gobierna?’.
Foto: El País

El 7 de febrero, a los 98 años, falleció Robert Dahl, sin duda uno de los grandes de la ciencia política contemporánea y probablemente el más ilustre representante de los estudios de teoría de la democracia de la segunda mitad del siglo XX.

Toda su obra gira en torno a una obsesión, dar cuenta de las características, ambivalencias y peligros de la democracia, sus muchas acepciones y las amenazas que siempre acechan a su realización plena.

Su máximo logro puede que consistiera, sin embargo, en habernos proporcionado el método más completo y eficaz para emprender estos estudios con rigor científico sin tener que renunciar a un análisis eficaz de sus componentes normativos. Hasta que él entró en escena, los estudios de la democracia se escindían en dos enfoques separados. De un lado estaba toda la literatura de teoría o filosofía política, que abordaba el objeto desde un enfoque puramente normativo; y, de otro, los análisis empíricos que se concentraban en aspectos concretos del funcionamiento de los sistemas democráticos “realmente existentes”. Unos especulaban y otros hacían estudios de campo. Faltaba el engarce, justo aquello que Dahl consiguió proporcionarnos a lo largo de un esfuerzo que le llevó toda una vida.

Su libro de 1961 Who governs (¿Quién gobierna?) fue absolutamente rompedor. Para el Times Literary Supplement es uno de los 100 libros más influyentes desde la II Guerra Mundial.

Un estudio de caso, la adopción de decisiones políticas en la ciudad americana de New Haven, le permitió demostrar cómo la práctica política confirmaba el presupuesto teórico de que todos los grupos tienen la misma capacidad efectiva de hacerse oír e influir sobre las decisiones públicas, que el ejercicio de la democracia en los Estados Unidos era, en efecto, pluralista. Más adelante comenzaría a tener dudas al constatar la dificultad de las democracias para cumplir su ideal, el gobierno del pueblo para el pueblo. El núcleo normativo de la democracia se encontraba en el principio de igualdad política, amenazado siempre por las interferencias del poder económico y las dificultades de instrumentalizar un sistema institucional y un conjunto de prácticas con capacidad de realizarlo. De ahí que prefiriera definir la democracia real como poliarquía, el “poder de los muchos”, que no equivale necesariamente al poder del pueblo.

Su libro de ese mismo título, aparecido en 1971, marcaría el comienzo de un esfuerzo por establecer un catálogo de las condiciones procedimentales y culturales mínimas que nos permiten confirmar la realización del ideal democrático. Dado que ningún régimen político las cumple en su totalidad, ningún sistema puede presentarse como pleno, la democracia es un ideal permanentemente inacabado. Pero esa especificación de sus rasgos consustanciales sirvió para establecer un magnífico rasero capaz de facilitar la comparación entre sistemas políticos.


Tomado de La Razón (Edición Impresa) / Fernando Vallespín - Universidad Autónoma de Madrid. 00:00 / 16 de febrero de 2014


sábado, 1 de febrero de 2014

EL PORQUE DE UNA DECISIÓN

Estamos a escasos 35 días para las elecciones que designara el nuevo Congreso de la República, en medio de las diferencias y contradicciones internas de los partidos políticos tradicionales y de izquierda, que han dejado de generar confianza en los ciudadanos, expresando un personalismo, en el cual se ve más a los líderes que a los partidos como tal.

El gran reto para los partidos está en construir un proyecto político sólido y bien definido, con objetivos a corto y largo plazo y estrategias para desarrollarlo. Hacer esto implica refundar esas colectividades desde adentro, fortalecerlos ideológica y políticamente. Al mismo tiempo tienen que hacer mucho trabajo con las bases para convencer a los ciudadanos de la importancia y viabilidad del proyecto político que representan. Esto quiere decir que la persuasión debe ser la herramienta principal para obtener los votos de las personas y no el clientelismo. Los ciudadanos necesitamos unos partidos que estén más preocupados por representar nuestros intereses de desarrollo social equitativo, que pensar solamente en ganar unas elecciones.

Hoy más que los partidos, se debe valorar los liderazgos individuales y sus actuaciones y resultados como figuras públicas; en la que valores como la ética, la transparencia, el humanismo y la sensibilidad social, sean los principios que rigen su actividad pública.

Por ello decidir quienes nos van a representar, debe ser el resultado de una profunda reflexión y estudio de la hija de vida de cada uno de los aspirantes a ocupar esos cargos de elección popular. La responsabilidad que hoy tenemos es la de rescatar el Congreso de la República para la política decente, que no es más que anteponer el interés público al privado, alejada de las prebendas y la corrupción.

Estos valores son la base con la que un grupo de amigos y amigas, con quienes hemos recorrido un largo camino de construcción de una forma diferente de ver y ejercer la política y la acción social, trazamos una ruta de lo que debe ser nuestro comportamiento en las próximas elecciones y definir a quien vamos a brindarle todo nuestro respaldo y compromiso para las elecciones del Congreso de la República, partiendo de un principio, en todas las colectividades políticas hay excelentes dirigentes políticos con valores y principios éticos, así como aquellos que ven en la política una forma de lucrarse.

El Doctor Juan Carlos Martinez Gutierrez, actual Representante a la Cámara y cabeza de lista a esa misma corporación por el Partido de la U, como Copresidente de la Comisión de Paz, asumió la tarea y compromiso de respaldo y defensa de la búsqueda de la paz que ponga fin al conflicto armado, liderando la realización de cerca de 30 mesas regionales en las que se visibilizaron la problemática en las regiones y en defensa del proceso de negociaciones entre las guerrillas de las FARC y el Gobierno Nacional, haciendo entrega de las conclusiones de esos foros a la mesa de negociación en la Habana. Igualmente ha sido defensor de un sistema de salud que mejore la calidad y la eficiencia en la prestación de ese servicio a la población más pobre del país, especialmente del régimen subsidiado.

Al tomar esta decisión, asumimos el compromiso de continuar desarrollando el pensamiento político basado en el dialogo ciudadano para el fortalecimiento de la democracia, la construcción de una sociedad más equitativa, en la que nuestros gobernantes y legisladores trabajen por el bien común.