viernes, 28 de agosto de 2015

¿Influye Sicológicamente las Encuestas en la decisión del Elector?

Julio E. Higuera
Politólogo Univalle

Para algunas campañas políticas, dentro de sus estrategias políticas, privilegian hacer eco a los resultados de las encuestas, que  exponer sus ideas y propuestas de gobierno, en un grosero pragmatismo electoral y de manipulación al ciudadano.

George Gallup, fundador del Instituto de Opinión Pública Estadounidense y pionero de la medición de opinión en radio y televisión mediante encuestas, manifestaba que no existen pruebas científicas que demuestren la influencia que pueda ejercer las encuestas entre los electores indecisos, para que opten por determinado candidato. En ese mismo sentido se manifestaba el sociólogo francés Jean Soetzel al precisar que los individuos indecisos, obedecen más a su fuero interno, que a las influencias personales o a los resultados de las encuestas a las que les prestan poca atención.

Las encuestas de opinión de carácter electoral, son motivo de constante polémica por los variados y contradictorios resultados que arrojan, generando cuestionamientos sobre la validez y legitimidad de las mismas; pues en opinión de analistas, estas pueden ser manipuladas y financiadas por determinados grupos de poder político y económico, buscando influenciar sicológicamente al elector en el momento de tomar su decisión; reportando resultados distintos a los obtenidos en su aplicación, o distorsionando la interpretación de determinadas preguntas, que buscan medir la intención de voto, para entrar en el escenario de las especulaciones sobre la intención real del ciudadano.

Las encuestas de opinión pública deben servir de insumo para la toma de decisiones, no obstante, no se pueden convertir en propaganda dirigida a crear un clima de opinión favorable a determinado candidato, pues los ciudadanos tienden a formar sus opiniones a partir de determinar cuál es la opinión dominante en ascenso, para adaptarse a ella, dejando de lado variables tan importantes como su hoja de vida, experiencia y trayectoria en la gestión pública, capacidad y liderazgo para asumir el cargo al que se postula.

Sobredimensionar los resultados, que arroja una encuesta, en la que se refleje una clara preferencia por determinado candidato, frente a sus contradictores, puede generar la disminución de votantes, pues allí donde la elección ya está definida, desmotiva al elector, quien se aísla del proceso democrático al considerar que su decisión, en ese momento, no es tan determinante, o la campaña que cuenta con los más altos índices de aceptación entre en un  proceso de relajamiento, confiado en la efectividad de los resultados entregados por la firma encuestadora.

La satanización y poca credibilidad en las encuestas, es el reflejo de las distorsiones sociales que ellas generan, pero pueden convertirse en un instrumento muy útil en la toma de decisiones, si estas se realizan bajo los principios éticos de transparencia, profesionalismo, objetividad, libres de la presión o intervención de actores políticos y económicos, con intereses personales en determinadas campañas.  

Preferiblemente debemos avanzar a una cultura ciudadana en la que la decisión del elector, este fundada en la defensa del interés común, en la búsqueda del bienestar y un mejor futuro para la población.

viernes, 14 de agosto de 2015

Una Campaña Electoral basada en el Respeto a los Derechos Humanos.

Julio E. Higuera*

La Participación Política es inherente a la democracia y es el reconocimiento al derecho que tienen los ciudadanos, hombres y mujeres, a participar en los asuntos públicos, directamente postulando su nombre como candidato a cualquier cargo de elección popular, en los términos que determina la constitución política y las normas que regulan los procesos electorales, o por medio de sus representantes elegidos en procesos electorales democráticos  mediante el sufragio universal y  hace parte integral del respeto y defensa de los derechos humanos, ofreciendo garantías a los ciudadanos para alcanzar una sociedad más democrática, participativa, digna y plena de derechos.

Querer cercenar el derecho de un ciudadano a ser elegido para un cargo, ya sea para gobernante local, regional o un órgano legislativo, como una estrategia de debilitamiento y derrota del contrincante político, arguyendo inhabilidades o impedimentos de tipo jurídico, legal, ético o limitaciones físicas, es contraria a una política de respeto, tolerancia y convivencia en medio de la diferencia, a la dignidad de la personas, discriminatoria contra la población en situación de discapacidad, a las minorías y violatoria de los derechos humanos.  

La Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas en situación de discapacidad, garantiza sus derechos a la participación en la vida política y publica en igualdad de condiciones  con los demás ciudadanos, así como al derecho de elegir y ser elegidos para cargos de elección popular, promoviendo su participación en esos escenarios democráticos y ciudadanos.

Una sociedad que avanza en unos diálogos que nos conduzca a la reconciliación nacional y dejación de las armas por parte de las organizaciones guerrilleras, para una paz definitiva; no puede ser permisible con aquellas propuestas políticas y electorales que insisten en utilizar  el arma de la calumnia, las argucias jurídicas y el maltrato a la dignidad de los seres humanos, como la mejor estrategia para alcanzar el favor ciudadano y hacerse con el cargo al que aspira. 

Debemos avanzar en una cultura democrática de respeto y tolerancia, en la que los debates políticos y electorales se den el marco de las propuestas y programas de gobierno, al reconocimiento del derecho legitimo de los ciudadanos a poner su nombre y hoja vida a consideración del constituyente primario, para aspirar a un cargo de elección popular, sin que esto se convierta en un instrumento de descalificación y de afectación a su dignidad, honra de su vida personal y familiar.

La democracia hoy en día, exige de una clase política responsable que reconozca el derecho a la libertad e igualdad, de mucho respeto al pluralismo y a la diferencia social, política, cultural, religiosa o de otra índole, dejando la responsabilidad en la elección del gobernante, en manos del ciudadano, que un acto individual y de mucha responsabilidad política y social, a través del voto, decide quién debe ser el próximo alcalde o alcaldesa, gobernador o gobernadora; puesto que la ciudadanía se fundamenta en la protección de la dignidad humana.




* Politólogo, Especializado en Cultura de Paz y DIH.
Director Ejecutivo Corporación Concertemos