jueves, 1 de noviembre de 2018

Los Ciudadanos con Nuestro Voto Evaluamos al Gobierno Actuante


Julio E. Higuera
Director
Dialogo Ciudadano
 

Con la aprobación, en Comisión Primera de la Cámara de Representantes, en primer debate la proposición para que los actuales alcaldes y gobernadores extiendan su mandato hasta el 2022 y unificar sus periodos de gobierno con el del Presidente de la República; y la insólita propuesta del Presidente del Senado Ernesto Macías de ampliar el periodo del actual mandatario hasta el 2023, con el propósito de que se amplié los periodos del Presidente, los Gobernadores, Alcaldes, Congresistas, Diputados y Concejales a 5 años, unificando de esa manera la convocatoria de elecciones generales para ese año; ha generado un debate nacional en torno a la viabilidad de esas propuestas, rompiendo con el orden constitucional y el mandato del constituyente primario, que elegimos a nuestros mandatarios para un periodo de gobierno establecido en la carta magna.

Para algunos sectores políticos, la intención de quienes defienden la propuesta, es mantener el control de un gran número de Alcaldías y Gobernaciones, que servirían de soporte para eventuales candidaturas a la Presidencia de la República en el futuro; mientras que para las nuevas fuerzas políticas alternativas y de izquierda, que obtuvieron un importante avance electoral en las pasadas elecciones presidenciales, esta propuesta hace parte del cálculo político de sectores de la derecha, dirigida a impedir que, a corto plazo, estas fuerzas políticas se hagan a un importante número de alcaldías de las principales ciudades, así como de gobernaciones.

Son muchos los ciudadanos y gobernantes salientes que se lamentan porque en el periodo de gobierno, pese a obtener importantes logros, en materia de desarrollo social, generando espacios de diálogo y entendimiento con la ciudadanía, en el marco de la convivencia, para la formulación de las políticas de inversión social, de actuar con transparencia, tomando decisiones correctas apegadas a la constitución y normas legales que nos rigen, ganando el reconocimiento de la ciudadanía por su liderazgo; no logran cumplir todas las metas proyectadas en su programa de gobierno, abogando por la continuidad de esos programas; motivaciones evidentes para que un gobierno que cuenta con tan alto nivel de aprobación en su gestión, busque posicionar al candidato que más se identifique con ese modelo de gobierno, garantizando la continuidad de sus políticas evitando que sus opositores obtengan el poder, colocando en riesgo la continuidad de sus programas de gobierno.

Lo tradicional es que un nuevo gobierno que difiere de esas políticas, opta por no darle continuidad a esos programas. La razón radica en que los mandatarios entrantes cuentan con su propia agenda política y la posibilidad de dar continuidad a la gestión de su antecesor le genera desconfianza ante la posibilidad de dejar viva su impronta que queda marcada en la memoria de los ciudadanos beneficiados con su gestión.

El deber ser de la democracia, es que la conducta y comportamiento político del ciudadano, en un proceso electoral al depositar el voto, exprese su apoyo o censura a la gestión del gobierno actuante, haciendo de su voto un instrumento invaluable con el que se decida sobre la continuidad o rechazo de sus políticas; reflejadas en el candidato que interpreta ese modelo de gobierno.

En manos del ciudadano esta que hagamos de la política una norma de la decencia, rompiendo con la corrupción política, en el entendido que con el voto debemos buscar el bienestar para el conjunto de la sociedad, rompiendo con la cultura egoísta del beneficio individual, y no dejar en manos de legisladores, comprometidos en actos de corrupción, la decisión de aumentar el periodo del mandato de nuestros gobernantes, en detrimento del bienestar del conjunto de la sociedad.