martes, 1 de diciembre de 2015

El Empalme, un Ejercicio Participativo en la Construcción de Políticas Públicas



Julio E. Higuera
Politólogo - Univalle


Pese a que el proceso de empalme contribuye a la rendición de cuentas entre los gobiernos entrante y saliente, para la Gobernadora Electa del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, fue un proceso participativo de construcción colectiva que permitió tener un diagnóstico del “estado del arte” sobre la gestión de la administración departamental, la situación técnica, administrativa, jurídica, y financiera, para realizar las acciones y gestiones necesarias, desde ahora, que le permita iniciar su mandato el 1 de enero del 2016, sin tropiezos.

Para quienes trabajamos en las diferentes comisiones de empalme, hablo del caso de la Alta Consejería de Paz y Derechos Humanos, el ejercicio no solo consistió en la recopilación de la información que cada dependencia, del gobierno saliente, entrego a las comisiones, sino que fue un ejercicio de discusión y formulación de propuestas dirigidas a fortalecer las políticas públicas regionales para recuperar el liderazgo a nivel nacional e internacional del Valle del Cauca; mejorando las condiciones y calidad de vida de la población, y trabajar por un departamento mas incluyente.

La sesiones, en las que las comisiones hicieron entrega del informe del proceso de empalme, más que un formalismo, fue un espacio de análisis de los aspectos críticos de la dependencia y que a consideración de la Comisión, recomienda solucionarse en los primeros 100 días de la gestión; para de esa manera entregar resultados que reflejen el compromiso del gobierno departamental de atender y solucionar esas necesidades en el corto plazo.

Llama la atención el equipo interdisciplinario Asesor, que acompaño a la Gobernadora, integrado por personas de las más altas calidades profesionales, conocedores de los temas que se exponían; pero igualmente observamos a una Mandataria Regional sintonizada con lo formulado por la comisión, y que no ha esperado a estar posesionada para emprender importantes gestiones, ante el alto gobierno y otras instancias institucionales, que le permita llegar con acuerdos para resolver algunas de las prioridades que se le planteaban.

En el caso especifico de las políticas en materia de paz y derechos humanos, manifestó todo el compromiso de trabajar, conjuntamente con el Gobierno Nacional, para la implementación de acciones que permitan fortalecer los programas en esta materia, especialmente de atención a las víctimas del conflicto, el desarrollo de procesos formativos para los desmovilizados, para potenciar el enganche laboral en el marco de las rutas de empleo y autoempleo y la implementación de la Cátedra de Paz con el propósito de gestar acciones pedagógicas conducentes a la construcción de una cultura de paz y reconciliación, como elemento fundamental en el Departamento.

En síntesis para la Gobernadora Dilian Francisca Toro, los avances positivos en materia de la búsqueda de la paz, es la oportunidad para desarrollar programas y agendas, adaptadas a las necesidades de la región, en función de la nueva realidad de desactivación del conflicto, reincorporación de los actores armados y relanzamiento de un modelo de desarrollo, que haga del Valle del Cauca, una región líder en la construcción de escenarios para el postconflicto.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Es más beneficioso apoyar un Acuerdo de Paz, que la continuidad del Conflicto Armado



Julio E. Higuera[1]

El Presidente Juan Manuel Santos concedió una entrevista a la BBC Mundo, en la que manifestó su plena confianza de que en marzo del 2016, se estará firmando un acuerdo final de paz con las guerrillas de las Farc. De igual manera expreso que sin estar obligado y para darle un mayor respaldo a los acuerdos de paz, los someterá a un plebiscito, para que seamos los colombianos, con nuestro voto, los que refrendemos esos acuerdos. Frente a la posibilidad de que no contara con el respaldo mayoritario de la población, expresó que estaría en serias dificultades y lo obligaría a desistir; lo que fue interpretado por los enemigos de la paz, como la posibilidad de que el Presidente dejara el cargo.

Sorprende, en las redes sociales a raíz de esas declaraciones, como personas le apuestan al fracaso de los diálogos de la Habana y ver a nuestro país sumido por 50 años más en una guerra demencial, para desahogar sus odios y rencores. 

Los atentados en París del 13 noviembre de 2015, perpetrados por grupos suicidas de la organización terrorista Yihadista del Estado Islámico, en la que perdieron la vida 129 personas y dejo cerca de 400 heridos, la respuesta del Gobierno Francés intensificando los bombardeos contra Al Raqa, bastión del Estado Islámico en Siria, afectando a la población civil; nos debe convocar a reflexionar sobre los costos de la guerra o la paz, y realmente que es lo más beneficioso para la humanidad.

Llevamos más de 50 años de conflicto armado, con un alto costo en víctimas y desplazados. Según la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Victimas, en Colombia hay registradas 7.758.935 víctimas de las cuales 7.512.56, son por el conflicto armado. Es alarmante el número de desplazados, según esta misma fuente llega a 6.542.555 personas. 

No hemos sido ajenos a hechos dolorosos como los ocurridos en Paris. Los años 50 se caracterizó por los fuertes enfrentamientos entre Liberales y Conservadores, generando asesinatos, odios, destrucción de la propiedad privada y terrorismo, producto de la alienación política de la época.  A finales de los años 80 Colombia fue sacudida por una serie de atentados terroristas como el de las instalaciones del antiguo DAS, en la que perdieron la vida 63 personas, la bomba en un vuelo de Avianca dejando 110 víctimas, acciones ordenadas por el cartel de Medellín. Los hechos en el Club el Nogal, en los que perdieron la vida 36 personas y más de doscientas heridas, acción perpetrada por las Farc; las tomas a diferentes municipios de Colombia por parte de los grupos guerrilleros, los bombardeos a extensas zonas de fuerte presencia guerrillera por parte de las fuerzas estatales, las masacres de los grupos paramilitares contra pobladores indefensos, señalándolos como auxiliares de la guerrilla, el asesinato de destacados líderes políticos, así como los dolorosos hechos ocurridos durante la toma del Palacio de Justicia, son tan solo una parte de la historia violenta y trágica que ha vivido nuestro país.

Lo peor que nos puede pasar, es que los logros alcanzados hasta el momento en los diálogos de la Habana, no contara con el respaldo de la mayoría de los colombianos, quienes tenemos la oportunidad de validar los acuerdo que surjan al final de los diálogos, en el plebiscito propuesto por el Presidente Santos y que hace trámite en el Congreso de la Republica.

Los colombianos debemos entender que no se está negociando con una guerrilla derrotada, pese a los golpes recibidos por parte del ejército, y menos que se esté buscando su rendición y/o entrega de armas. Es absurdo puesto que es un grupo que no ha sido derrotado militarmente, y sigue siendo una amenaza contra la seguridad y tranquilidad ciudadana. El diálogo es la salida para poner fin a tan largo conflicto armado y naturalmente implica que las partes hagan concesiones que permitan llegar a la firma del acuerdo final que ponga fin al conflicto armado más antiguo de nuestro continente.

Tendríamos que preguntarle a nuestros adultos mayores y quienes vivieron ese periodo de guerra, sobre las consecuencias que originó en ellos y sus familias la violencia durante estos más de 50 años, y si es justo que sigamos viviendo con tanto odio, rencor y venganza, o por el contrario le apostamos a una sociedad tolerante, reconciliada, y en paz.


[1] Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos. Universidad del Valle
Especialista en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario. Universidad Javeriana


sábado, 7 de noviembre de 2015

“Si Queremos La Paz, Seamos Parte de los Diálogos”


Julio E. Higuera
Politólogo. 
Especializado en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario 

El documento que a continuación presento, “Si queremos la Paz, Seamos parte de los Diálogos”, es una propuesta dirigida a propiciar escenarios para la participación ciudadana en la construcción de una Cultura de Paz, Dialogo, Convivencia y Reconciliación en el Valle del Cauca. 

Es preciso entender que con la sola firma de unos acuerdos de paz con las guerrillas, no se resuelve el problema de violencia y solución de las demandas sociales que afectan a la población. Es un proceso que hay que pensarlo a largo plazo, formulando políticas y estrategias que de manera progresiva vaya abriendo espacios hacia una cultura de paz, de respeto a los derechos humanos y de desarrollo social, en las que se puedan construir espacios de diálogo con las comunidad y sus organizaciones sociales, creando un entorno económico, político y social, que le garantice a la población la reconciliación y el disfrute de sus derechos. 

La construcción de una cultura de paz, genera conciencia colectiva en la sociedad con tanta fuerza que no da lugar a la violencia, hace referencia a una serie de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, a las personas y a su dignidad, ponen en primer plano el respeto a los derechos humanos, el rechazo a la violencia en todas sus formas, promoviendo la práctica de la no violencia a través del diálogo. Además, previene los conflictos, atacando sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos en conflicto, en el marco del respeto de los derechos humanos, al cambio de mentalidad individual y colectiva, generando cambios en el comportamiento de los ciudadanos frente a la guerra y la paz, propiciando procesos de reflexión sobre cómo se puede incidir en la construcción de la cultura de paz, desde la familia, los colegios y el entorno social en el que convivimos. 

Construir ciudadanía en este contexto es favorecer la participación activa de la gente en la edificación y transformación de la sociedad en la que viven conforme a sus propias necesidades e intereses. En este propósito se debe buscar que el Plan de Desarrollo Departamental y los Planes Municipales, tengan como base el tipo de sociedad que queremos construir, y no solo el tipo de obras que vamos a desarrollar, en el que se refleje una ciudadanía responsables, con sentido de pertenencia, tolerante, capaz de concertar y cumplir acuerdos, y sobre todo que respete la ley y cumpla las normas de convivencia para hacer del Valle del Cauca un departamento en paz, con democracia y equidad social. 

En ese contexto debemos hacer que cada ciudadano entienda que la reconciliación y la convivencia pacífica es posible, si entendemos que el conflicto armado y la violencia generalizada es un fenómeno que nos afecta a todos por igual, y seamos parte de la solución, rompiendo con la indiferencia frente al sufrimiento de miles de colombianos inocentes que involuntariamente se vieron involucrados en el mismo por estar en zonas escenarios de la confrontación armada, generando víctimas inocentes, desplazamiento forzados y por ende mayor pobreza y crisis social humanitaria. 

Un política de sensibilidad social, debe hacer entender al ciudadano que “Si queremos la Paz, debemos ser parte del Dialogo”, generando conciencia de que la única vía hacia la paz es la búsqueda del dialogo rechazando la violencia como forma de dirimir las diferencias que pueden existir entre las personas, el estado y la sociedad, es decir pensar la paz y la reconciliación desde lo cotidiano, desde la comunidad, desde la integración, desde la inclusión social. Es promover un proceso de la sociedad civil, con representantes de los sectores más diversos de la sociedad como la Iglesia, el sindicalismo, el Gobierno Departamental y municipales, así como de los gremios económicos y empresariales de la región, para así promover el dialogo desde un enfoque social y político, para alcanzar la paz. 

Es importante entender que la etapa de Postconflicto, exige de los gobiernos a nivel nacional, regional y local; generar alternativas que le proporcione oportunidades laborales a los reinsertados como parte fundamental del postconflicto, con el concurso y compromiso del conjunto de la sociedad vallecaucana. De ahí la importancia de la generación de escenarios de inclusión ciudadana, que los sensibilice sobre la importancia y beneficio de alcanzar el logro de la paz y el fin del conflicto y la violencia, a través del dialogo y la reconciliación. 

Este escenario, nos permite hacer frente a las campañas desinformadoras, sobre lo que se viene negociando en la Habana, propiciando espacios de reflexión para que los ciudadanos entiendan el conflicto no como una lucha de poderes o ideologías, sino como una problemática social que no permite el desarrollo y bienestar de la población, no garantiza la seguridad y tranquilidad ciudadana; asumiendo nuestra obligación en la realización del derecho a la paz, de manera organizada, promoviendo diálogos que incluyan a todos los actores y sectores sociales, alrededor de la construcción de la paz basada en el respeto y disfrute de los derechos humanos, la justicia, la vida digna, la equidad, la democracia y en la búsqueda de solución negociada al conflicto armado. 

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Para la Gobernadora Dilian Francisca Toro, los avances positivos en materia de la búsqueda de la paz, es la oportunidad para desarrollar programas y agendas, adaptadas a las necesidades de la región, en función de la nueva realidad de desactivación del conflicto, reincorporación de los actores armados y relanzamiento del modelo de desarrollo en el departamento. En esa perspectiva promoverá la implementación de la Cátedra de Paz[1] con el propósito de gestar acciones pedagógicas conducentes a la construcción de una cultura de paz, como un elemento fundamental en el Departamento, que ha sido escenario del conflicto armado, y requiere la humanización del post-conflicto, así como la reconciliación, reparación y recuperación de valores y principios, de memoria histórica que permita que los hechos ocurridos en los últimos 50 años no se olviden[2]

Trabajará, conjuntamente con el Gobierno Nacional, para la implementación de acciones de atención a las víctimas del conflicto, como es el acceso a la educación, acompañamiento psicosocial, tanto individual, familiar, y grupal. Desarrollará procesos formativos para las víctimas del conflicto armado para potenciar el enganche laboral en el marco de las rutas de empleo y autoempleo para la reparación integral. Gestionará con la Nación y los municipios la entrega de soluciones de vivienda urbana, a hogares que fueron víctimas de desplazamiento forzado[3]

La pertinencia de estas iniciativas, como la implementación de procesos educativos para formación en ciudadanía para la paz, el desarrollo de capacidades para la promoción de diálogos diversos y habilidades para la mediación y resolución de conflictos en organizaciones sociales y comunidades, la construcción de memoria histórica, que visibilicen a las víctimas del conflicto armado y sensibilicen sobre el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición; así como de procesos participativos para el desarrollo de diálogos desde propuestas como la mesa departamental de paz, que concreten experiencias de diálogo diverso entre los diferentes sectores de la sociedad alrededor de iniciativas de construcción de paz duradera y sostenible, radica en la necesidad que tiene el departamento de consolidar una ciudadanía activa, participativa, deliberativa y que tenga en el centro de las preocupaciones la búsqueda de la paz, no sólo en el contexto nacional, marcado por un prolongado conflicto armado; sino también en los entornos más próximos como son los núcleos familiares y de la comunidad, donde la intolerancia y la negación del otro se viene imponiendo como práctica recurrente. 



[1] Programa de Gobierno, 2016 – 2019. Educación con Calidad, Pertinencia y Permanencia. Pag. 23 
[2] Programa de Gobierno, 2016 – 2019. Cultura para la Convivencia Pacífica. Pag. 43 
[3] Programa de Gobierno, 2016 – 2019. Víctimas del Conflicto Armado. Pag. 53