Julio E. Higuera
Con el
anuncio oficial del Vaticano confirmando la visita del Papa Francisco a
Colombia en el mes de septiembre del presente año, se ha generado un debate en
torno a las ciudades que serían visitadas por el Sumo Pontífice. Más allá del
derecho legítimo que tiene cada una de las regiones para reclamar la presencia del
Prelado de Roma, es necesario centrar la atención en el propósito fundamental
de su estadía durante cuatro días en nuestro país. Tres temas concentran la
atención de los colombianos que se deben convertir en puntos de reflexión,
previos a la llegada de su Santidad a territorio colombiano.
Este
acontecimiento es el escenario más propicio para que superemos una etapa de
nuestra historia plagada de tanto dolor, guerra y odios y trabajemos unidos para
que en nuestro país reine la justicia y el respeto a los derechos ciudadanos,
pues como lo manifiesta el Papa Francisco, “el camino que lleva del amor al
odio es fácil; al que lleva del oído al amor es más difícil, pero conduce a la
Paz”.
La concreción
de los acuerdos de paz con las Farc y el avance en los diálogos con el ELN, nos
trazan el camino que debemos seguir en la búsqueda de la paz y la
reconciliación definitiva entre los colombianos. Por ello cobra gran
importancia el reconocimiento y el valor que le da, el Pontífice, a los esfuerzos
de paz en Colombia. Llama la atención en que la búsqueda de la paz no es fácil,
pues a pesar que ha sido hecha para que la humanidad la construya, alcanzarla es
difícil mientras existan sectores que se resistan a aceptarla y continúen alimentando
los odios y la retaliación contra quienes optaron por el camino y métodos
equivocados para alcanzar sus propósitos.
Para
Francisco el valor que le da a la búsqueda de la paz, es que nos salva, nos
hace vivir y crecer, mientras que el odio y la guerra nos aniquilan y nos
conduce hacia el despeñadero. Enfatiza en que hay que tener memoria de la
historia vivida, coraje para afrontar lo que nos entrega el presente y
esperanza en el futuro, para superar el dolor de la violencia. Por ello convoca
a los colombianos a que “Demos el Primer Paso” en el camino de la
reconciliación y la paz definitiva, superando los odios, en el entendido que
cuando nos resistimos a la tentación de la retaliación, podemos avanzar en la
unión de la nación, ser constructores de una sociedad más justa, equitativa, a
la luz de los derechos humanos y de una vida más digna llena de esperanza.
Un
segundo tema de reflexión son los escándalos de corrupción que han permeado las
estructura del estado, generando escepticismo en el ciudadano sobre la
transparencia de los procesos democráticos, en la gestión y contratación en la
administración pública. Son muchos los escándalos que envuelven al sector público
y privado, especialmente en materia de contratación, que tiene privados de la
libertad a representantes de entidades públicas y del sector privado, por el
ofrecimiento y recepción de gruesas sumas de dinero o coimas, para la
otorgación de millonarios contratos.
Para
Jorge Mario Bergoglio la corrupción es un flagelo que se ha vuelto natural, ya
hace parte de la personalidad de quienes acuden a esas prácticas, para su
enriquecimiento ilegal, y está ligado a las transacciones comerciales y financieras
que habitualmente llevan a cabo, así como en la contratación pública, lamenta
que esta se convierta en una victoria de la desfachatez impúdica en la
contratación pública, sobre la honorabilidad y transparencia que debe
caracterizar esos procesos de gestión y contratación.
Una
de las más grandes consecuencias de la corrupción, es el daño que causa en
materia de inversión social, generando detrimento en los recursos del estado
que deben ser orientados a atender las demandas sociales de la comunidad para el
mejoramiento de su calidad de vida. El Pontífice nos alienta a no ser cómplices con esas prácticas
fraudulentas que afectan los recursos públicos en beneficio de terceros,
enfatizando que la corrupción no podrá contra la esperanza y el respeto a la
dignidad humana.
Finalmente,
las profundas desigualdades sociales reinantes en nuestro país, reflejadas en
la crisis del sistema de salud, la carencia de servicios fundamentales en
amplias zonas de nuestro país en materia de saneamiento básico y del suministro
de agua potable a toda la población, como un derecho que tienen los seres humanos;
el derecho a una educación de calidad y con plenas garantías de seguridad
alimentaria para los educandos, así como la aplicación de medidas tributarias dirigidas
a trasladar las consecuencias de la crisis fiscal, generada por
el flagelo de la corrupción, al bolsillo de los colombianos de más bajos
ingresos, sin afectar las inmensas ganancias del sector financiero y
empresarial; son el reflejo de la otra cara de nuestro país, caracterizada por las inequidades existentes, requieren de una politica social mas equitativa y de justicia social con la población mas vulnerable.
Para
Francisco la regeneración del tejido social y la lucha contra la desigualdad,
pasa por la gran riqueza social de la familia. Enfatiza, que reclamar tierra,
techo y trabajo, son derechos que están consagrados en la doctrina social de la
iglesia, pues para la iglesia la justicia social no es una forma de limosna,
sino una deuda que tienen los Estados para con la sociedad.
La
visita del Papa Francisco, nos abre la oportunidad para conocer su pensamiento a
partir de su mensaje evangelizador, aproximándonos a lo que para él significa
avanzar hacia un país más justo, solidario, equitativo, reconciliado y en paz.