domingo, 19 de mayo de 2013

APORTES AL DEBATE SOBRE LOS DIALOGOS DE PAZ EN LA HABANA


Moritz Akerman
El país se debate entre permanecer en el pasado de su conflicto o articularse a la modernidad, a la democracia que tiene por objeto la vida en paz, en convivencia para el proceso de inclusión cada vez mayor. Transitar sin violencia, democráticamente sus diferencias es el punto de inflexión de este dilema.

Juan Manuel Santos se apoyo para su reelección como Presidente en una votación que combinaba el pasado y la modernidad, lo que contribuye a dificultar este tránsito. Su naturaleza de hombre transaccional y líder distribuidor de poder riñe con el absolutismo que el conflicto demanda en su eternización.

En la opinión nacional este debate no se ve como un asunto filosófico sino al nivel de los sentimientos colectivos: el desafío es interiorizar que si es posible obtener el desarrollo y las reivindicaciones -en medio de la movilización ciudadana que reclama desde distintos sectores- sin que se pierda la sensación de seguridad.

El debate se condensa hoy entre un pasado, que convirtió el Estado en una parcialidad no solo a la geografía nacional sino a! conjunto de tareas nacionales e internacionales, absolutizando un conflicto que atiempo que no reconocía, hacía que todas las manifestaciones por reivindicaciones sociales se presentasen como extensión del conflicto. Y un presente que busca modernizar al Estado para que tramite las diferencias y los intereses en procura de la convivencia siempre que se respeten las vías democráticas. El estado es el terreno óptimo de la confrontación civilizada y democrática.

Es una experiencia en el mundo queentre más democracia, el aumento de las reivindicaciones sociales puede hacer aparecer los procesos como aumento de la confusión y la incertidumbreMas si se compara con un pasado absolutista, que mimetizaba esas reivindicaciones en el conflicto armadoLa expresión, al finde esos movimientos sociales crea la sensación de pérdida de la seguridad y aumento de la anarquía. Frente a este desafío de gobernabilidad se sigue respondiendo, muchas veces, con las viejas ideas del absolutismo, cuando lo que se requiere es una pedagogía social sobre el deslinde necesario de los movimientos reivindicativos de las acciones violentas o de hecho que los degradan.

Estos sentimientos se están reflejando en las encuestas aliado de otros problemas reales como el de la salud, la desindustrialización, y la pérdida de empleos formales que resultan del cierre de pymes y microempresas familiares.

Este Gobierno se propuso mayor inclusión, disminución de la pobreza y la miseria, reparación de las víctimas y restitución de tierras como propósito de la Prosperidad Democrática. De contera favorecía así el clima y el dialogo para la paz. Sin embargo el énfasis en la Prosperidad Democrática se ha desvanecido no obstante que se ha avanzado en programas tan significativos como da disminución de la pobreza y el aumento de la vivienda popular.

Sin embargo la oposición ha logrado poner en la agenda nacional que el único propósito del Gobierno es el Proceso de Paz, no como parte esencial de l
Prosperidad Democrática, sino como pacto con la guerrilla.

La opinión pública sometida a corrientes económicas muchas veces contradictoriascomo la disminución de la pobreza al mismo tiempo que la pérdida de empleo formales, no encuentra la interpretación de sus problemas en la exclusiva polémica que la oposición ha logrado imponerle al mismo Gobierno en el terreno de la discusión política pública: todo se presenta por la oposición como si el futuro del país dependiese de si los guerrilleros vayan o no a la cárcel.

Frente al proceso de paz, aunque lentamente crece su aceptación, no es suficiente la convicción de que el camino dialogado contribuiría eficazmente a una mejoría en la inclusión social y en la prosperidad democrática. La gente está convencida y no le falta cierta razón, que es mejor esperar y reclamar de las acciones del Estado que esperar beneficios que se desprendan de ese proceso.

El tema sigue siendo de apoyo político y social para la paz: el tema es como generar una opinión comprometida que vea que la solución negociada del conflicto produce beneficios para el desarrollo de la gente.

Eso pasa primero por romper prejuicios que el propio Estado ayudó a consolidar en la opinión: para la gente no es claro qué le puede ofrecer el Estado a la guerrilla que sea superior a sus negocios. Haber vendido la idea de que esta no es una guerrilla sino sólo una banda de enriquecimiento personal, crea la primera barrera para que la gente acepte la bondad del proceso

Otro obstáculo a vencer es el prejuicio de que se estaba en "el comienzo del fin". Sin darle ventajas estratégicas a la guerrilla, habría que mostrar que en este momento estelar de Colombia y América Latina sería cada vez más costoso el mantenimiento de este conflicto de manera prolongada pues afecta la competencia y la competitividad de Colombia frente a otros países de América Latina que se están convirtiendo en polos dinámicos de desarrollo mundial.

El primer cambio que parecería demandar la situación es una pedagogía del Gobierno y todos sus Ministerios, orientada a mostrar el costo económico-social deconflicto y su eternización, cuánto resta frente a las metas de la Prosperidad y cuánto sumaria la paz a ese propósito.

La pedagogía necesaria parece pasar también porque el Gobierno -sin que ello signifique romper el sigilo de las agendas de negociación- unifique una bancada parlamentaria, convencida de la bondad de la negociación para la paz, más allá de las prebendas burocráticas. El proceso en el parlamento debe contar con una mayoría en que se explicite que la negociación es la mejor opción que no la únicaDe igual forma ha de hacerse una pedagogía sobre el aparato judicial y las entidades de control. El gobierno esta jugado pero aparece solo.

La ausencia de una pedagogía gubernamental sobre el proceso ha hecho que salga lo que no se espera: el Fiscal ha puesto a discusión el más sensible punto de la negociaciónLa Justicia Transicional. Y el fiscal ha mostrado que se puede hacepedagogía sin que se pierda confidencialidad de la agenda. Pero muestra también una paradoja, el Fiscal debiese ser el último en pronunciarse al respecto. La falla: no hay una adecuada y comprometida Ministra de Justicia y muy poco gabinete ministerial trabajando para unificar el país en ese Propósito Nacional. 

El escepticismo de la población frente al proceso y la falta de consecuencia en su abordaje por el Estado llevo a la oposición a la convicción de que éste era el talón de Aquiles del gobierno. Y si no es su único factor de oposiciónes el principal. La confusión entre el sigilo frente a la negociación y la ausencia de una sistemática pedagogía sobre el mismo le ha facilitado a la oposición el generar toda suerte de suspicaciasllegándose al punto de la revelación de secretos de Estado esenciales a la seguridad nacional, sin que se conozca ninguna medida sancionatoria.

La oposición del ex Presidente Uribe logro ocupar todo el espacio de la crítica social por la debilidad de la aceptación del proceso por la opinión y por la siempre inicial incomprensión frente a las inevitables concesiones que impone un proceso de paz. Adelanto el debate electoral del 2014 y puso el éxito o el fracaso del proceso como piedra angular de este debate. El Gobierno aparece a la defensiva, no hay ningún proyecto de propósito nacional que jalone a la sociedad en la convicción de que la continuidad en un nuevo periodo o el final de este Gobierno traerán beneficios tangibles a los ciudadanos.

Los partidos de la Unidad Nacional aparecen fragmentados interiormente y no hay, más allá de los beneficios burocráticos, un factor aglutinante y movilizador para la campaña electoral del 2014. El momento que vive el país en el mundo, cierta favorabilidad fiscal que asiste a este Gobierno, un concierto internacional dirigido por un hombre como Obama favorecería que el Presidente Juan Manuel Santos lance una propuesta aglutinadora que establezca un Cambio Político en la relación entre los partidos de la Unidad Nacional.

Una propuesta de Cambio Político que, discutiendo la propia existencia de esos partidos, si es necesario, reaglutine una gobernabilidad positiva, cierta y dinámica al estar apoyada por la gente, mucho más allá de las direcciones actuales de los partidos. Hay que convocar los líderes que han luchado por la paz, empezando por Andrés Pastrana, Belisario Betancourt y los miembros de esos gobiernos, en un Frente por la Paz que saque el debate de la dinámica Santos vsUribe.

No queremos significar que la oposición ha ganado de antemano una batalla al imponer el terreno del debate electoral en el tema de paz o guerra. Por el contrario, el Presidente Juan Manuel Santos al llamar a la marcha del 9 de abril acepto el reto de ese debate y cruzo el Rubicon, con resultados favorables. La suerte está echaday sin duda favorece a la paz y a la posibilidad del aglutinar la población tras un Cambio Político que habría que definir para asegurar el aglutinamiento en torno a un propósito transformador y no a meros acuerdos burocráticos electorales.

El desafío está en definir ese Cambio Político y unificar en primera instancia el propio Gobierno, calificar su gabinete y volcarlo de frente a la opinión para asegurar una movilización nacional que convierta a la paz en un paso de la Prosperidad Democrática.

Habría que rediseñar la comunicación del Gobierno con la ciudadanía: 1) rompiendo la pretensión de hacer del Presidente Juan Manuel Santos un personaje folklórico, eso no le va a un hombre que la sociedad reconoce como un administrador, un técnico. 2) asegurando que el Presidente pueda sostener diálogos informales y horizontales con generadores de opinión y factores de poder como los empresarios, los directores y dueños de medios de comunicación, los líderes de organizaciones gremiales y/o sindicales, etc. El ejemplo de ProAntioquia es un buen comienzo, pero se requiere aún más informalidad, horizontalidad y 
perseverancia etodas las grandes ciudades.

Hay que recordar que este debate electoral lo define las grandes concentraciones urbanas donde es necesario establecer una articulación del Gobierno Nacional con los Gobiernos Municipales: La escogencia de las diez principales ciudades del país para el debate electoral podría definir una agenda de trabajo del ejecutivo nacional y particularmente del Presidente en los programas del ejecutivo y en el desarrollo de ese Cambio Político que aglutine a la ciudadanía.

Por último, parecería que las definiciones electorales no se pueden seguir aplazando cuando en efecto hay una coordinada campaña de la oposición a nivel nacional. Igualmente ese diálogo informal y horizontal del Presidente con distintos actores tiene que ayudar a complementar el círculo de asesores, asesores que muchas veces tienden a convertirse en factores de opacidad, en hombres del 'si señor' que impiden ver la realidad de los problemas. 

Nota: Reflexión presentada en la reunión de REPENSAR de mayo del 2013


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