sábado, 22 de noviembre de 2014

DEMOCRACIA O PARTIDOCRACIA



Julio E. Higuera
Director Ejecutivo
Corporación Concertemos


La bancada, en el Concejo de Bogotá, del Partido de la U propuso como candidato a la Alcaldía de Bogotá al Ex vicepresidente Angelino Garzón. La  propuesta fue respaldada por algunos parlamentarios de esa colectividad política, resaltando la trayectoria política y social, con una hoja de vida transparente, como la mejor alternativa para alcanzar el segundo cargo más importante del país.  Pero la respuesta oficial no se hizo esperar. Para algunos miembros de ese partido político la propuesta, surgida en el seno de los miembros de la corporación distrital, no goza de legitimidad, por cuanto la decisión a quien avalan, no se da en esa instancia de dirección.

En un sistema democrático, como el colombiano, fundado en un  estado social de derecho, descentralizado, democrático, participativo y pluralista, en el que se reconoce la autonomía de los entes territoriales y donde prevalece el interés general; a la hora de la praxis, colectividades políticas como el Partido de la U, que se proclama ampliamente democrático, que en sus estatutos propugnan por el respeto a la igualdad de todos sus militantes, sin exclusiones, discriminación o privilegios en los procesos de participación del partido, descalifiquen la opinión de quienes ostentan la legitimidad política en el Distrito Capital, al ser elegidos como Concejales de Bogotá, en representación de esa colectividad política.

Estas actuaciones, excluyentes, es lo que hace que la ciudadanía pierda credibilidad y confianza en esas instituciones políticas, por su carácter antidemocrático y centralista, en las que el nivel decisorio es manejado por una partidocracia elitista.    

Los partidos políticos, como instrumentos de participación política tan cohesionados a la noción misma de la democracia, han mutado tristemente de ser el sostén de la democracia, a ser verdaderas logias sustentadoras de la corrupción, con la visión de perpetuarse en el poder con el simple propósito de acaparar los beneficios económicos y de otra índole que de ahí deriven, a favor de los grupos de élite que lo controlan.

Que interesante seria que esa partidocracia, que dirige el partido de la U, revisara los estatutos, especialmente los principios democráticos que los fundamentan como valores de la democracia participativa, entendida esta como el derecho que tiene todo militante a intervenir en la adopción de las decisiones fundamentales del Partido, así como los derechos de elegir y ser elegido en todos los procesos de designación o escogencia de sus directivos y de sus candidatos a cargos y corporaciones de elección popular.

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