domingo, 20 de abril de 2014

LA DOCTRINA SOCIAL DE FRANCISCO



Quienes nos formamos en la escuela del Marxismo, concebimos a la religión como el “opio del pueblo”, que en palabras de Carlos Marx no era más que la alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano, el mundo de la grandeza expresado en la vida social y económica.
               
Pese a que en la doctrina social de la iglesia, entre sus principios se encuentra, además de la dignidad de la persona humana, el bien común y la consabida opción por los pobres, en muchas ocasiones ministros de la iglesia católica,  toman partido pero no por las clases desfavorecidas sino por la clase dominante, perpetuando a ésta en el poder, legitimando el estado de cosas existente, dando incluso, en casos extremos, justificaciones teológicas al dominio de un grupo social sobre otro.

Con el inicio del Pontificado de Jorge Mario Bergoglio, quien tomo el nombre de Francisco, retoma los fundamentos del pensamiento social de la Iglesia, en el que los pobres se convierten en uno de los pilares de su papado, que además de ser una preocupación del  Evangelio, le indican al Papa la humildad, austeridad y la solidaridad. De allí que una de sus consignas sea “una Iglesia pobre y para los pobres”. 

Para el Papa Francisco, la Iglesia Católica es una institución que debe cambiar, dejando de lado la opulencia y el afán del dinero, males del que se dejaron llevar algunos de sus miembros extraviándose de la fe; volviendo a vivir en la humildad y con deseos de justicia, formando a sus miembros en profundizar en la Doctrina Social de la Iglesia, acercándose y preocupándose por la gente y su dignidad, colándolo como un aliciente para trabajar en la edificación de una sociedad más justa y solidaria.
               
La iglesia renovadora de hoy, se acerca más a los propósitos de las organizaciones y movimientos sociales, basados en la justicia  social, exhortando al Estado a socorrer a las clases más desfavorecidas y alentando el dialogo social, en la búsqueda de la paz, la reconciliación, la verdad, y la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Es un camino en el que los marxistas podemos aportar, entendiendo que más allá de las barreras ideológicas, está el compromiso de trabajar por el bienestar de los seres humanos y  la democracia.              

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