martes, 3 de mayo de 2016

NO SEAMOS PRISIONEROS DE LOS ODIOS



Julio E. Higuera*

Son muchas y profundas las heridas que ha dejado el conflicto armado en Colombia, en el que estamos envueltos por más de cinco décadas. Para la sociedad no es fácil olvidar el desangre en el que hemos vivido las últimas generaciones, como resultado de las acciones violentas, masacres y actos terroristas contra población inerme, los secuestros llevados a cabo por los grupos guerrilleros, paramilitares y del narcotráfico, pero también los actos criminales de algunos sectores de la fuerzas armadas y de la clase política colombiana, con un alto costo de vidas humanas y del desplazamiento de millones de colombianos que debieron abandonar sus regiones, huyéndole a los enfrentamientos armados en amplias zonas con presencia de población civil y campesina indefensa.

La búsqueda de la paz, a través del dialogo del gobierno nacional con las guerrillas de las Farc y el ELN, nos aproximan al camino para poner fin a este conflicto de más de medio siglo. Pero la paz no se alcanza sino existe un clima de compresión y tolerancia, despojándonos de los odios y resentimientos. Solo en la medida en que los colombianos dejemos de ser prisioneros de los odios y deseos de venganza, pero también que aquellos sectores políticos, Altos Funcionarios del Estado y medios de comunicación, que consideran que la salida debe ser militar, haciendo apología al odio, como una medio de expresar su oposición a los diálogos que se llevan a cabo en la Habana; entiendan que el mejor camino que pueda escoger Colombia es el de la paz y la reconciliación, para crear un clima de libertad y equidad social y no la polarización política entre los amigos de la paz y los que abogan por la continuidad del conflicto.

El líder Sudafricano Nelson Mandela, símbolo de la lucha contra el Apartheid y la discriminación racial, al dejar la prisión en la que estuvo recluido injustamente por más de 27 años, después de sufrir todo tipo de vejámenes y violación a los derechos humanos, motivos suficientes para sentir odio y rencor contra el régimen de segregación racial en Sudáfrica; mantuvo una actitud de perdón y conciliación, manifestando que al salir hacia la libertad, sabía que tenía que dejar toda ira, odio o resentimiento, porque de lo contrario seguiría siendo un prisionero y sin libertad difícilmente encontraría la felicidad.

Romper con la cultura del odio y los resentimientos, no es sinónimo de olvido, sino es el camino que nos permitirá crear las condiciones materiales y espirituales para pasar de un estado de guerra a una situación de paz, puesto que el odio conduce a la discrepancia, a tener comportamientos basados en hacer daño, generando división en la población, mediante la calumnia y la desinformación, haciendo creer que el camino de la paz y la reconciliación, conducirá a la impunidad para los guerrilleros de las Farc desmovilizados.


Reconocer los actos violentos y errores cometidos, pedir perdón a sus víctimas, así como el compromiso de reparación y no repetición, el sometimiento a la justicia transicional, son acciones que van a permitir que este proceso no esté cubierto con el manto de la impunidad y por el contrario abre las puertas, para que reinterpretemos acontecimientos dolorosos del pasado, para superar el dolor y los sentimientos de odio y venganza. El Perdón y la Reconciliación se constituye en el mejor activo de un pueblo para avanzar en la construcción de una sociedad más tolerante, respetuosa, dispuesta a convivir en medio de la diferencia y sobre todo comprometida con el desarrollo político, económico y social, fortaleciendo los valores de la democracia y la participación ciudadana.





* Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos. Especializado en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario

7 comentarios:

  1. Me parece excelente este artículo. No sólo en Colombia, en TODO EL MUNDO es necesario ese espíritu de reconciliación, de comprensión, de compasión y de perdón para lograr UN VERDADERO BIENESTAR SOCIAL. De lo contrario nos precipitaremos hacia el desastre final.

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  2. Me parece excelente este artículo. No sólo en Colombia, en TODO EL MUNDO es necesario ese espíritu de reconciliación, de comprensión, de compasión y de perdón para lograr UN VERDADERO BIENESTAR SOCIAL. De lo contrario nos precipitaremos hacia el desastre final.

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  3. Me gusto el articulo, si el Pais iba por buen camino y lo tomo desde el año 1972 - 2012 ¿que paso entonces? ¿Por qué si Colombia parecía enrumbarse hacia una sociedad más
    democrática y pluralista terminó de nuevo envuelta en un ciclo de violencia que, bajo
    muchos aspectos, incluso superó los peores años del período de la Violencia? ¿Por qué en
    América Latina se terminaron los conflictos armados y en Colombia habrían de perdurar
    hasta hoy? ¿Por qué fuimos la única excepción?. debemos de vivir en una sociedad incluyente y participativa sin retrovisor.

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  4. Siempre he considerado acertada tu apreciación sobre la posición que debemos observar sobre los acuerdos para lograr la pacificación del país. El inconsciente colectivo se ha ido orientando de una manera desordenada con tendencia a la polarización, desvirtuando los beneficios que traería a la sociedad la abolición del conflicto armado. Creo que al gobierno a pesar que ha jugado su capital político, ha guardado silencio sobre los avances en los temas que se tratan en las negociaciones, posición que lo deja en desventaja frente a sus contrapartes (la guerrilla y los detractores del proceso) que son mucho más mediáticos, por eso, es necesario que todos entendamos la necesidad de difundir, por los medios a nuestro alcance, las bondades del objetivo final para lograr posicionar en la comunidad, en los ciudadanos comunes y corrientes, que de la desmovlización de las FARC las mayorías seremos favorecidos al terminarse la primacía de la inversión militar y el fortalecimiento de la ciudadanía, redundando en inversión social.

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  5. Debemos de buscar la paz, y vivir en una sociedad que sea incluyente de lo contrario hay que perdurar buscar una salida pacifica con educación y empezar a construir país

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