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Foro para la Participación Política
Bogotá, abril 28 al 30 de 2013
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Por: Fabián León
Con la participación de 154 partidos políticos, 166 movimientos
sociales, 143 organizaciones campesinas, 139 organizaciones de mujeres,
así como organizaciones indígenas y afrodescendientes[1],
se desarrolló el Foro de participación política, en el marco de los
diálogos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP. Dicho evento
nos permite abordar algunas reflexiones sobre el quehacer político que
tenemos como sociedad civil activa, y el rol central que el concepto
“participación” representa en el accionar político.
Sin duda, la construcción de la paz no se reduce a los diálogos de La
Habana. Ella necesita de una transformación estructural de nuestra
sociedad, y al igual que las revoluciones, no puede ser decretada. Sin
embargo, construirla sí implica el dialogo, he allí la importancia de lo
que acontece en Cuba y del Foro de participación política que lugar en
Bogotá del 26 al 30 de abril del año en curso.
Ahora bien, la participación es un concepto que no puede estar supeditado al simple hecho de emitir un voto o una opinión, la participación
lleva en su esencia a la praxis como agente motor. Existen cuatro
condiciones para la participación identificadas por Orlando Fals Borda, y
las cuales creemos son fundamentales para entenderla: a) Se necesita
estar informado; b)sólo puede ser efectiva conun grado mínimo de
organización; c) Se requiere formar parte y tomar parte en algo; y d)
sólo cobra relevancia cuando se trata de influir o tomar parte en las
decisiones[2].
Estas cuatro columnas participativas hacen posible una democracia que
supere la formalidad y se constituya en radical; Es decir, que se
sustente sobre bases solidas de nuestra historia y pensamiento, y que
plantee alternativas transformadoras frente a la realidad. A partir de
las condiciones para la participación planteadas por Fals Borda,
abordemos los tres subtemas que se desarrollaron durante el foro, los
cuales buscan contribuir con los subtemas, del punto segundo, planteados
en el acuerdo de La Habana del 27 de Agosto de 2012[3]:
1. Derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política en general.
2. Mecanismos democráticos de participación
ciudadana, incluidos los de participación directa, en los diferentes
niveles y diversos temas.
3. Medidas efectivas para promover una mayor participación en la política nacional, regional y local de todos los sectores.[4]
En cuanto al primer subtema, cabe reflexionar sobre dos aspectos: En
primer lugar, el acceso a los medios de comunicación, el cual es
indispensable para cumplir con la necesidad de una información diversa,
de calidad y construida desde una ética muy arraigada de los
periodistas, los cuales ya no respondan a interés privados
estrictamente. De esta discusión,podemos concluir la necesidad de un
tercer canal, que permita ver el contraste de ideas y que fortalezca la
televisión pública, combatiendo así el principal dilema de la televisión
privada: “Un derecho proveído por agentes con animo de lucro”.
En segundo lugar, vemos como las garantías para ejercer la oposición,
juegan un papel central, y si tenemos en cuenta que las FARC
participarán en la política si se consolida el proceso de paz, el hacer
política debe convertirse en un valor insoslayable de nuestra cultura
nacional. Atrocidades como la desaparición de la UP, la persecución a la
izquierda, las masacres contra campesinos e indígenas y el surgimiento
del paramilitarismo, deben ser superadas y constituidas como elementos
repudiables de nuestra historia que no deben ocurrir nunca más.
Del segundo subtema, podemos concluir que: En primer lugar, La
participación política debe construirse sobre un sistema en donde los
partidos políticos no sean los únicos protagonistas, sino que las
expresiones de organización popular, barrial, veredal, indígenas,
estudiantiles, de mujeres, etc.. puedan hacer la política, sin estar
sometidas a maquinarias políticas clientelistas y excluyentes. Aspectos
como el umbral mínimo, topes de gasto de campaña, un sistema electoral
electrónico auditado y el estimulo del debate como motor de la política,
deben ser considerados.
Por otra parte, la profundización de la democracia debe estar en el
eje central de la discusión. Esta no debe reducirse al aspecto político,
sino que debe ser promulgada en la economía y en lo social. La
participaciónde la ciudadanía debe alcanzar las decisiones del Estado,
reflejada en una posibilidad clara de influencia sobre las mismas,
estimulando presupuestos participativos y una autonomía regional basada
en la solidaridad entre regiones, más no en chovinismos de las élites
locales.
Finalmente, en cuanto al subtema tercero, sería pertinente constituir
y fortalecer órganos comunitarios de decisión en temas que traten
aspectos como la producción, la asignación de recursos e incluso la
justicia. Un objetivo de la participación política debe ser el
fortalecimiento del poder popular como columna vertebral de la
soberanía, planteando dicho poder en términos de progresividad.
Recordemos que si las comunidades y las organizaciones políticas forman y
toman parte en las discusiones centrales del país, y si además cobra
relevancia su influencia en dichos procesos, construiremos la paz, la
cual desborda los limites de los acuerdos de La Habana.
En este orden de ideas, es insoslayable la consolidación de una
educación pública y de calidad en todos los niveles, fundamentada en la
construcción de sujetos políticos participativos y críticos, capases
estos de construir una profunda transformación de nuestra cultura
política,sin olvidar que nuestra sociedad misma,debe ser una escuela de
valores, tales como la solidaridad, el altruismo, el sentido de lucha y
el pensamiento crítico.
Vemos pues, como al posicionar la política como valor de nuestra
cultura y elementocohesionador de la misma, podremos hablar de verdadera
Paz (sustentada en la justicia social). Ahora bien, la Paz no debe ser
sinónimo de sumisión y sometimiento al régimen político actual,
fundamentado en el capitalismo como modelo económico, sustancialmente
violento y excluyente. Por el contrario, nuestro deber es construir una
patria diferente, recordando que, nuestros referentes deben ser siempre
los valores fundamentes de pueblos ancestrales y afrodescendientes, de
campesinos, de obreros, estudiantes y mujeres, es decir valores
populares, teniendo de presente el pensamiento raizal nuestro americano.
La izquierda unida está llamada a proponer alternativas y mundos
posibles. Sin embargo aquello sólo será posible, si retomamos la
enseñanza del grancolombiano Simón Rodríguez: “estamos obligados a
inventar y reinventarnos, para no errar”[5].
Tomado de Boletín virtual Nro 15 - 2013 - Unidad Democrática
[2]Orlando
Fals Borda. 1983“La Investigación: Obra de los Trabajadores. Tomado de
APORTES Nº 20 Investigación acción participativa. Bogotá, Dimensión
Educativa.
[3]http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2012/09/Acuerdo-general-para-la-terminaci%C3%B3n-del-conflicto-y-la-construcci%C3%B3n-de-una-paz-estable-y-duradera1.pdf
[4]http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/relatorias-del-foro-sobre-participacion-politica-voces-de-un-pais.html
Comentarios (0)
Todos esos temas han sido objeto de presentación, debate y posibles soluciones de tiempo atrás; la denominada izquierda siempre afirma tener la razón y trata de monopolizar los movimientos políticos, sociales y culturales; un ejemplo de ello fue lo sucedido con la ANUC en los años 1971 en adelante; las sectas dogmáticas de la izquierda la penetraron, la dividieron y la liquidaron; el mayor movimiento de masas campesinas de Colombia, en toda su historia, lo fue la ANUC y hoy ni siquiera el recuerdo existe.
ResponderEliminarMientras haya dogmatismo, sectarismo y ambiciones partidistas y grupales, todo seguirá igual o peor.
Lo importante es avanzar en la formación de organización real: estructuras colectivas de carácter productivo en una economía de tipo solidario y al margen del Estado. En esa forma se impedirá la sectorización social e individual y se logrará, en forma solidaria, hacer frente a las dificultades y a los enemigos del mejoramiento social de las amplias masas del pueblo. En el campo agrario, la parcelación y adjudicación de tierras en forma individual o familiar, termina en la concentración de la tierra en pocas manos como sucedió con la reforma agraria de 1936 cuando a mediados de ese siglo la Caja Agraria prestó para la adquisición de tierras y posteriormente las parcelas fueron concentrándose en pocas manos y a dar lugar al mismo problema que enfrentamos de tiempo atrás.
La colectivización voluntaria del campesinado a fin de explotar la tierra posibilita no solo su defensa sino el desarrollo de una economía de autosuficiente y de perspectiva de mercado tanto local como regional y nacional.