jueves, 7 de julio de 2016

Lo Que Va de los Diálogos en la Habana a la Paz Definitiva con Equidad Social



Julio E. Higuera
Politólogo – Director Ejecutivo
Corporación Concertemos

La firma del Acuerdo sobre “Cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y Dejación de Armas”, entre los negociadores del gobierno y las Farc, que incluye la concentración de los miembros de esa organización guerrillera en 23 zonas veredales transitorias de normalización y 8 campamentos, hasta que se firme el acuerdo final para su reintegración a la vida política; han generado diversas opiniones de quienes ven con esperanza estos importantes avances en los diálogos y quienes se oponen a la firma de un acuerdo para la terminación del conflicto armado con esa organización guerrillera, calificando este acuerdo como una nueva concesión del gobierno a las Farc.

La última encuesta de la firma Gallup revela un crecimiento en el respaldo de los colombianos a los diálogos de la Habana y de apoyo a la refrendación de los acuerdos mediante el plebiscito. Pero aun hay un largo camino por recorrer. Existe la amenaza en los territorios que dejen las Farc, después de su desmovilización, que sean ocupados por el ELN, por el paramilitarismo o la criminalidad organizada.

Pero ese amplio apoyo a los acuerdos de  paz con la Farc, no expresa el  respaldo ciudadano al gobierno del Presidente Santos en materia económica y social. Las profundas desigualdades existentes, expresadas en medidas que afectan cada vez más la calidad de vida de la población más pobre, reflejadas en el crecimiento del costo de vida, como resultado de las últimas movilizaciones campesinas y del paro de los camioneros, que alcanza una inflación en los últimos doce meses del 8.60%; rebasando el incremento decretado del salario mínimo mensual del 7%, afectando la capacidad adquisitiva de los colombianos; La crisis del sector salud, que deja ya una larga lista de personas que se mueren en las puertas de las clínicas y hospitales, ante la negligencia de las EPS de expedir las autorizaciones para tratamientos que seguramente podrían salvar la vida de miles de ciudadanos  y la amenaza con el cierre de varios hospitales públicos; el recorte de los recursos en educación destinados a los complementos nutricionales para estudiantes de bajos recursos de las instituciones educativas del país, afectando la calidad de la educación; el incremento a las tarifas de los servicios públicos en detrimento de las irrisorias finanzas de los trabajadores, son medidas que generan el descontento y escepticismo del ciudadano frente a la posibilidad de que alcancemos una paz duradera, mientras existan estas desigualdades sociales.

El panorama social de los colombianos es crítico, contrario a la situación del sector financiero y empresarial que va en ascenso. Según datos suministrados por la Superintendencia Financiera, durante el año 2015, registraron utilidades de 13,3 billones de pesos en ese sector; y el incremento de los ingresos de los industriales en un 15.2% al sumar ventas por $124.7 billones, de acuerdo al informe anual de ventas, presentado por la Superintendencia de Sociedades*, crecimiento económico que no se refleja en el mejoramiento en las condiciones de vida del resto de la población.

Mientras existan inequidad social, con medidas que afectan cada vez más el ingreso de los trabajadores, como la reforma tributaria estructural anunciada, que golpea el bolsillo de los colombianos,  para solucionar el déficit fiscal, sin tocar las exorbitantes ganancias de los grupos financieros y empresariales, seguirá existiendo la inconformidad y movilizaciones ciudadanas de rechazo a esas medidas económicas; colocando en riesgo la construcción de un proceso exitoso de paz territorial y convivencia ciudadana.  

Si queremos una paz sostenible y duradera, en la cual se rompan los ciclos de violencia de forma definitiva, no solo es necesario alcanzar acuerdos con las organizaciones guerrilleras y el sometimiento de los grupos al margen de la ley; sino que debemos avanzar en una política social más equitativa y solidaria con aquellos sectores de la población que viven en condiciones de extrema pobreza.


* El informe anual de las Ventas de la Superintendencia de Sociedades, indicó que -en un balance bajo las Normas Internacionales de Información Financiera (Niif)- el conjunto incrementó sus ingresos en 3,9% el año pasado en relación con 2014.



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