Julio E. Higuera
Politólogo – Univalle
Primero la Gente, porque el objetivo de quien
aspira a ser gobernante de una ciudad, municipio o departamento, debe ser
principalmente el desarrollo humano, desarrollo que pone en el centro las políticas
públicas orientadas a elevar las capacidades y las oportunidades de todas las
personas, independientemente de su condición, clase social, orientación
política o de creencias religiosas, o de género.
La preocupación de
los gobiernos es apostarle a invertir en grandes obras de infraestructura que
permita mostrar mas desarrollo y modernidad urbanística; pero que invisibiliza
la brecha existente en materia de equidad social. Contrariamente, un buen gobierno muestran un mejor crecimiento en sus políticas, cuando hay un mayor desarrollo que permita
reducir la brecha social, atendiendo y mejorando la calidad de vida de las
personas en materia de salud, educación, seguridad alimentaria, vivienda,
empleo, seguridad ciudadana, lucha contra las desigualdades y la discriminación,
en el marco del respeto y protección de los derechos humanos.
En el análisis de las políticas
sociales para superar la crisis, se debe considerar el dialogo y la
concertación permanente con los ciudadanos, como un proceso de articulación y
generador de alianzas, para conocer las consecuencias de la problemática social
y desde esa perspectiva emprender las soluciones. El camino para erradicar las
desigualdades y alcanzar un mejor bienestar para los ciudadanos, pasa por un
profundo cambio en las relaciones entre gobernantes y gobernados, para que las
políticas sociales sean más incluyentes, participativas y de beneficio para la
población más vulnerable y pobre de la ciudad; entendiendo que el desarrollo
humano sostenible exige la atención prioritaria a la gente.
De igual manera las
desigualdades incluyen aspectos políticos, sociales y de falta de oportunidades
económicas. Una sociedad democrática es aquella que se basa en principios
humanistas, en la que estemos en capacidad de compartir la riqueza y no solo
distribuir la pobreza; mejorando las oportunidades sociales de los menos
favorecidos, promoviendo su acceso al desarrollo social, ambiental, a la
cultura, las libertades y a la construcción de ciudadanía, factores que
permitan devolver la dignidad humana a miles de personas hoy
excluidos. Así mismo, un aspecto fundamental de un buen gobierno es que la
ejecución de todos los planes, programas y proyectos se basen en los principios
éticos de la transparencia y eficiencia, como elementos que garantizan y
salvaguardan nuestros valores y la confianza en nuestras instituciones
gubernamentales; promoviendo la democracia participativa, y la participación
comunitaria.
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