viernes, 30 de mayo de 2014

LA PAZ: UN PROPOSITO NACIONAL MAS ALLA DE LAS IDEOLOGIAS


Julio E. Higuera*

Los resultados de la primera vuelta para la Presidencia de la República, que dejo como ganador a Alvaro Uribe, quien esta aspirando a la Presidencia en cuerpo ajeno – Oscar Iván Zuluaga-, tendrá que enfrentarse al Presidente Candidato Juan Manuel Santos en una segunda vuelta y naturalmente definir el rumbo que tomara el país en los próximos cuatro años; si continuamos por el camino de alcanzar la paz y la reconciliación nacional o retrocedemos a los tiempos de guerra, violación de los derechos humanos, chuzadas, falsos positivos y recorte de los derechos ciudadanos.

El debate en la izquierda giro en torno a la posición que debían fijar para la segunda vuelta presidencial. Pese a que la gran mayoría de los sectores de la izquierda coinciden en que las diferencias políticas entre Santos y Zuluaga son limitadas, en materia de política económica y social, se puede afirmar que la actuación del gobierno actual, en temas como el respeto a los derechos humanos y de libertades democráticas, se logro un avance importante en comparación con el gobierno anterior, basta con recordar, entre otros, el pésimo panorama de los derechos humanos bajo los ocho años de poder de Uribe y el espionaje y señalamientos sistemáticos a los opositores de tener relaciones con la insurgencia y de la penetración de la criminalidad paramilitar dentro del Estado colombiano.

El común denominador de todas estas fuerzas es su apoyo y defensa de los diálogos de paz que se vienen desarrollando en la Habana entre las guerrillas de las Farc y el Gobierno Nacional, los cuales están seriamente amenazados por el Candidato del Centro Democrático, quien ha manifestado, irresponsablemente, la suspensión de los mismos hasta que las Farc se someta a unas condiciones inamovibles que les impondría, si llega a la Casa de Nariño. 

Más allá de los debates ideológicos, nutridos de radicalismo, se debe valorar los avances en materia de diálogo y negociación para poner fin a este conflicto de más de 50 años, blindándolo contra las pretensiones llenas de odios y venganza, por situaciones personales sufridas en el pasado, en las que quieren involucrar, Uribe, al conjunto de la sociedad. 

El eufemismo del senador Jorge Robledo de que Santos y Uribe son exactamente lo mismo, subestimando la importancia que tiene para el país el final del conflicto armado, argumentando un supuesto purismo ideológico, dando a entender que un militante de izquierda no podría votar por Santos en la segunda vuelta, que si el Polo llama a votar por Santos significaría que el partido ya no podría estar en la oposición en un eventual segundo mandato; no son más que dogmas ideológicos, alejados de la realidad y olvidando la historia electoral de la izquierda, en el pasado, incluyendo al Moir, en las que se construían acuerdos con sectores de los partidos tradicionales para la Presidencia, Congreso de la República o Corporaciones Públicas regionales y municipales, solo con el propósito de alcanzar escaños en esos espacios de elección popular, dejando de lado las diferencias ideológicas y trabajando por un bien común.

La responsabilidad es con el conjunto de la sociedad, más allá del interés partidista, y en la coyuntura actual debe girar en torno a la defensa de la paz como un propósito nacional que supere cualquier interés particular o grupista.

Votar por Santos, no significa renunciar a los idearios de izquierda, todo lo contrario, es crear las condiciones para que estos idearios puedan seguir creciendo, no solamente desde el Congreso, sino desde todos los espacios de participación ciudadana y es asumir un compromiso, que ha sido bandera de la izquierda democrática, de apoyar la búsqueda de la paz mediante la solución política negociada. Tomar una decisión contraria, sin efecto constitucional, como es el voto en blanco o la abstención, pueden ser contraproducentes y puede terminar favoreciendo a los que buscan perpetuarse en el poder e instaurar una dictadura guerrerista y de permanente violación de los derechos humanos. Nada más acertada la posición asumida por el Senador Electo del Polo Democrático Iván Cepeda, al manifestar que “Cruzarse de brazos es acabar con la paz, la institucionalidad y el país”.




* Politólogo, Especialista en Cultura de Paz y Derecho Internacional Humanitario.

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