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Julio E. Higuera
El
publicista venezolano Juan José Rendón, conocido como JJ Rendón, anunció su intromisión en el próximo debate
electoral para la Presidencia, sin entrar a aclarar que campaña lo contrataría,
con el propósito de derrotar al candidato de la Colombia Humana: “Haré todo lo que esté a mi alcance para que Gustavo Petro
no llegue a la Presidencia”, manifestó; anticipando lo que será su
funesta y mercenaria injerencia en el debate electoral en nuestro país.
El
señor Rendo es un reconocido mercader de derecha especializado en diseñar
campañas de guerra sucia y ataques dirigidas a enlodar el nombre y la imagen de
los contradictores políticos de quien lo contrata. Se vende sin ningún tipo de
escrúpulos, bajo el lema que para alcanzar el objetivo “todo vale”. Es un personaje siniestro, carente de
principios y valores, para él la política es ganar por ganar, sin importarle el
proyecto de gobierno ni la visión de Estado que se tenga. Llega a nuestro país
en el año 2006 y desde esa época presta sus servicios para asesorar campañas,
utilizando la mentira y escándalos para desviar la atención y debilitar al
contrincante.
Pero al parecer su maquiavélica labor no se limitara a
calumniar a una sola campaña. Las imágenes divulgadas por las redes sociales,
en las que se aprecia a mujeres en bikini entregando publicidad del Candidato
German Vargas Lleras, enciende las alarmas, en lo que puede significar una
nueva etapa de guerra sucia en contra de las diferentes campañas, alimentadas
desde sectores de la extrema derecha, que pueden terminar causando un nuevo
periodo de violencia con orígenes políticos. Más allá de las diferencias
políticas que se puedan presentar entre los diferentes candidatos, el Gobierno
Nacional, los partidos políticos, los gremios económicos y empresariales, las
organizaciones sociales, y la ciudadanía en general debemos repudiar esas
prácticas, así como la vinculación a campañas políticas de personajes tan
siniestros sembradores de odio como el señor JJ Rendón.
La historia en los dos últimos siglos de los procesos
electorales para presidencia de la republica, están marcadas por eventos de intolerancia
y violencia política que le ha costado la vida a destacados candidatos
presidenciales, que van desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaita, hasta el
magnicidio de Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo. Luis Carlos Galán y Carlos
Pizarro.
La
amenaza de utilizar la calumnia, la mentira y el enlodamiento de cualquiera de
las campañas o candidatos presidenciales, es un problema ético de importancia
mayor, al que no podemos ver con indiferencia o hacernos cómplices de estas
canalladas, reproduciendo ese tipo de mensajes, sin tener fresca en nuestra
memoria los episodios violentos por los que hemos atravesados, en un mundo
dominado por el desarrollo de la tecnología, la cual es utilizada en una guerra
mediática sin control y que nos puede
acarrear graves y trágicas consecuencias.
La polarización reinante
en el país, la crisis y desconfianza
ciudadana en las instituciones del estado,
envueltas en escándalos de corrupción, exigen que este sea un proceso
electoral basado en el respeto y el
debate en el campo de las ideas, de ruptura con las prácticas de guerra sucia
entre las campañas, con un sistema electoral que garantice la transparencia en
los resultados que legitime la elección
de quienes resulten ganadores, en primera vuelta o de quien sea elegido el 27
de mayo, posibilidad que no se pueda descartar, como el Presidente de los
Colombianos, para el periodo 2018 – 2022, sin que exista sombra de dudas sobre
los resultados entregados.